Baptista fusila al Murcia
El Sevilla hunde aún más al colista, que jugó 85 minutos con 10
El Sevilla ha podido parecer en demasiadas ocasiones el amante displicente del intrafútbol, de la parte del juego que se desarrolla, precisamente, cuando no se juega. Ayer dio la impresión de que lo suyo es casi una maldición, que la gresca surge en cuanto se les nombra y a pesar suyo. Dos decisiones arbitrales dejaron al Murcia con un gol en contra, un jugador menos y a la concurrencia de La Condomina con espuma en la boca y la merienda cortada. Y el Sevilla no tuvo nada que ver.
Richi agarró a Baptista en el área en un saque de córner. El arbitro lo vio, pitó penalti y Baptista lo marcó majestuosamente. Era el minuto 3 y la pena máxima es de las que hay 30 en todos los partidos y no se suele pitar ninguna. Pero el Sevilla no tuvo nada que ver. Un minuto después, Esnáider dijo algo que no le gustó al árbitro y que fue lo suficientemente fuerte como para que lo expulsara. Y el Sevilla no tuvo nada que ver.
MURCIA 1 - SEVILLA 3
Murcia: Bonano; Juanma, Hurtado (Quintana, m. 60), Ibán Cuadrado, Clavero (David Karanka, m. 60); Acciari, Míchel, Gancedo, Luis García, Richi (Pedro Largo, m. 35); Esnáider.
Sevilla: Esteban; Alves (Ramos, m. 74), Navarro, Alfaro, Marañón; Óscar, Torrado; Redondo, Baptista, Antonio López (Magallanes, m. 80); Carlitos (Antoñito, m. 62).
Goles: 0-1. M. 3. Baptista, de penalti. 0-2. M. 71. Baptista, de penalti. 1-2. M. 93. Luis García, de penalti. 1-3. M. 94. Baptista, de tiro cruzado por bajo.
Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Richi, Alves, Cuadrado, Juanma, Redondo y expulsó por roja directa (m. 4) a Esnáider y a Torrado por doble amonestación (m. 80).
Unos 8.000 espectadores en La Condomina.
En lo que sí tiene toda la culpa el Sevilla es en darse de baja de un partido. En hacer un ejercicio de practicidad -vulgo, racanería absoluta- que le dio la posesión de la pelota al estocado Murcia durante más del 60% de la primera parte. En ese periodo, los andaluces tan sólo tiraron a puerta en dos ocasiones aparte de la pena máxima de Baptista.
El Murcia bastante tuvo con lo que se encontró. Toshack tardó media hora en reaccionar. Primero adelantó a Gancedo, dejando las alas abiertas con Luis García y Míchel; Richi basculando atrás y adelante sin demasiado tino y Acciari de escudero de la defensa para, al menos, buscar alguna carrera hacia arriba de los laterales.
Cuando Toshack reaccionó sacó a Pedro Largo para formar una defensa de tres en búsqueda de mayor profundidad. Pero el técnico galés no acabó de decidirse por la tremenda hasta el minuto 60, con la entrada de David Karanka y Quintana.
Aunque aparentemente bastante tardía, la reacción de Toshack pareció poner en aprietos al Sevilla. Indolente hasta tal punto que mereció pagar por ello, aunque los remates del Murcia, tampoco fueron claros y de que Carlitos desperdiciara una ocasión de las infalibles y Torrado tambien errara un tiro en ventaja. Entonces, Acciari cortó en falta una internada en el área de Alves y el árbitro pitó penalti. El Sevilla no tuvo nada que ver, pero dobló su ventaja.
En lo que sí que tuvo que ver el Sevilla fue en igualar el número de contendientes por bando y darle interés a un partido del que parecía que sólo quedaba el finiquito. Torrado se ganó dos tarjetas en la segunda mitad y animó el aburrimiento. El árbitro culminó la ensalada de penaltis con uno más que dudoso a favor de los de casa, que convirtió en gol LuisGarcía. Baptista protagonizó lo único bueno del partido y marcó un tercer gol, éste de jugada..
El Murcia de Toshack tendrá dificil encontrarse con otro rival tan grogui en lo anímico. Reaccionó tarde ante la adversidad y se la comió entera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.