"Shaq es el mejor"
Gasol, ausente esta vez de la fiesta del All Stars, ve a los Grizzlies en la fase final de la NBA porque han "madurado" y son "más luchadores"
Pau Gasol sigue triunfando en su tercera temporada en la Liga profesional de baloncesto norteamericana (NBA), pero no estará en la madrugada española del lunes (2.00, Canal +) en el partido de las estrellas. En las dos primeras intervino en el encuentro previo entre los jóvenes: como novato, una vez, y como jugador de segundo año, otra. Ahora le habría gustado, claro, tener acceso ya a la cita de los grandes. Pero, a sus 23 años, su ambición aún puede esperar. En esta sesión su objetivo es meter a su equipo, los Grizzlies de Memphis, del que ya se siente jugador franquicia, en las eliminatorias finales. También, cómo no, triunfar luego con la selección española en los Juegos Olímpicos de Atenas.
"La titularidad de Yao Ming es injusta. Pero como hay un montón de orientales votando..."
Estos días sufre una contractura muscular en la espalda que le causa molestias y no le permite rendir al nivel que desearía. Fastidiado, quiere aprovechar este paréntesis a mitad de curso, los cinco días seguidos sin partidos por el All Stars, para tomarse un respiro y afrontar en plenas condiciones físicas y psicológicas la recta final.
La semana pasada estuvo en Washington para medirse con los Wizards. Un grupo de 152 españoles residentes en la capital estadounidense acudieron a animarle con banderas y consignas, aunque, la verdad, no captaron demasiado su atención. Al finalizar, recibió a este periódico en su propio vestuario tras una ducha no tan reparadora como habría deseado. El ambiente era desenfadado, pero sin chascarrillos de testosterona fuera de control. Media docena de asistentes manejaban la escena de manera casi mecánica. Las toallas azules desperdigadas, los uniformes sudados, los petates, las pegatinas con los nombres en cada taquilla...
La de Gasol era la primera. Tras refrescarse, ni peine ni colonia de marca. Eso sí, conexión del teléfono móvil. Y el tiempo para la entrevista, acotado. Al cabo, no ha entrado en los quintetos titulares elegidos por los aficionados ni en los reservas seleccionados por los entrenadores para el All Stars. Lo entiende: "Era complicado. Hay que ser realistas. Otros jugadores muy buenos se han quedado fuera. Los que están dentro se lo merecen. Pero yo seguiré trabajando porque es el tipo de partido que recuerdas toda la vida, el haber estado con los mejores...".
El pívot español no quiere polemizar sobre las ausencias o revelar sus preferencias entre los rookies de oro de este año, LeBron James y Carmelo Anthony -su partido se disputó en la madrugada pasada-, que le parecen "muy buenos, pero diferentes". Lo único que no comparte es la titularidad del chino Yao Ming, por segundo año consecutivo por delante del norteamericano Shaquille O'Neal.
"Es que no tiene sentido. Shaq es el mejor", proclama; "lo de Yao es muy injusto y se produce sólo porque hay un montón de orientales votando. Hay muchos jugadores buenos. Pero, si yo fuese entrenador y pudiese fichar sólo a uno, no tendría duda: Shaq. El equipo de Shaq es inmediatamente candidato al título. No necesita más. Es el más determinante. Y, además, es buena gente. El primer año que nos enfrentamos se interesó por mí y por mi familia y ahora siempre me pregunta por mi hermano Marc [en el Barcelona]".
Gasol tiene, pues, debilidad por O'Neal, al que siempre admiró aun cuando llenase su cuarto de pósters de Michael Jordan. Ahora es especialmente amigo del alemán Dirk Nowitzki.
Sobre el futuro evita pronunciarse. Si algún día volviese a jugar en Europa sería, sin duda alguna, en su Barca. Pero, de momento, este verano empezará a negociar la prolongación de su contrato -de unos 10 millones de dólares los tres primeros años- con los Grizzlies. No enseña sus cartas. Se sabe querido por el club que preside el mítico Jerry West. Pero, en el fondo, anhela algo más grande. "Yo, en Memphis estoy bien, tranquilo", se limita a comentar.
Ahora prefiere vivir al día, terminar bien la campaña y "desconectar algo del baloncesto" para "recargar la ilusión" con vistas a la cita olímpica griega. "La meta de los Grizzlies y la mía son los play-offs, las eliminatorias finales. No son un sueño. Podemos llegar. Sobre todo, ahora que estamos ganando más encuentros [llevan 30 victorias, un récord, por 22 derrotas] y que todos nos respetan más. En nuestra conferencia, la Oeste, que es la más dura, hay un grupo de seis equipos peleando por lo mismo. Pero nosotros también podemos salir airosos porque los que ya estábamos hemos madurado y se han incorporado algunos jugadores que nos hacían falta y que nos han hecho mejores, más luchadores, como el entrenador, Hubbie Brown".
Con sus 216 centímetros y 109 kilos, Gasol también se siente más seguro. Y no sólo porque haya ganado 12 kilos de músculos en sus ocho sesiones mensuales de pesas desde que llegó a la NBA. Sus promedios son algo inferiores a los de años anteriores -17,6 puntos y 7,9 rebotes en 32 minutos-, pero nota que está en el centro de la diana: "Sí, el equipo confía más en mí y tengo más el balón. Los rivales están más pendientes porque saben que si me paran y me hacen un buen marcaje tienen más posibilidades".
No es falsa modestia, sino un dato. "Yo también entré en la NBA por la puerta de atrás. Trabajé mucho para abrir los ojos de mucha gente y el primer año fue sorprendente para muchos y para mí. Me abrió las puertas a que luego se intentara construir el conjunto en torno a mí", concluye.
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