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Boda cancelada

El ex pichichi del fútbol español y que fuera delantero centro del Real Madrid y del Inter de Milán, el chileno Iván Zamorano, canceló sorpresivamente, un día antes de la fecha fijada, su matrimonio con la modelo María Eugenia Larraín, a cuya fiesta hoy (sábado) estaban invitadas 700 personas, entre ellas el presidente de Chile, Ricardo Lagos. En un comunicado conjunto, los ex novios, Bam Bam y Quenita, como son llamados cariñosamente, pidieron comprensión por "no hacer públicas las razones que nos han obligado a dar este paso" y que rezaran por ellos. La suspensión de una boda de un coste de 88.000 dólares, cuando ya habían llegado casi todos los regalos y 12.000 rosas importadas de Ecuador, estaban alfombrados 1.300 metros de jardines del Palacio Cousiño -el más elegante de Santiago- y se cocinaba el banquete, dejó a ambos novios tristes y fuertes pérdidas económicas, pero ha sido un festín para la prensa. Los diarios y la televisión se han inclinado por el futbolista, de origen humilde y hoy un empresario de éxito, antes que por la modelo, rubia como casi todas las anteriores parejas de Bam Bam, una ex candidata a Miss Chile y graduada en ingeniería comercial, de apellido aristocrático. Los diarios acusaron a la novia de infidelidad con un ex novio, el tenista español Carlos Moyá. Según relatan, ella no pudo convencer a Zamorano de que se casaran con un régimen de bienes compartidos y, enojada tras los muchos conflictos por los preparativos de la boda, la semana pasada partió a Palma de Mallorca, donde -dicen- se reunió con Moyá. Larraín desmintió ayer esta versión en la televisión. "Tuvimos problemas de personalidad... se produjo un quiebre, yo creo que a todo el mundo le ha pasado", dijo. Los cercanos al goleador cuentan que está como si acabara de fallar el penalti más importante de su vida, llorando inconteniblemente, y hay quien afirma que ha salido del país. Pocos dudan de que Zamorano quería a su novia. En un país de poetas, para no ser menos, Bam Bam dejó prueba en el parte de matrimonio, donde escribió: "Te amo, mi amor, te amo tanto / que cuando estás ausente / no encuentro solución para mi respiración. / Gracias, mi amor, por compartir el resto de nuestras vidas".

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