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Entrevista:CARLOS QUEIROZ | Entrenador del Real Madrid | FÚTBOL

"Un Madrid de presión constante sería un error"

Carlos Queiroz (Nampula, Mozambique; 1953) ha pasado el ecuador de su primera temporada en el Madrid medio aislado con sus ayudantes e intentando conjugar tareas a veces contrapuestas: cumplir con la política del club, que le marca la cantera como única vía para suplir la estrechez de la plantilla; jugar brillantemente y ganar todos los títulos. Desde que llegó le han sorprendido las críticas. "Me cuesta comprender que ganemos 20 partidos y nunca se diga que jugamos bien".

Pregunta. Llegó al Madrid asegurando que podía dar a este equipo de herencia desordenada un perfil más disciplinado. En vista de los jugadores de que dispone, ¿ha cambiado de idea?

Respuesta. Algunas cosas han cambiado porque la realidad de la competición es la que ordena. Aquello que yo pensaba al principio que eran las necesidades del equipo se va modificando porque cada partido es una sentencia y nos da la dirección en la que debemos encaminarnos. De una forma general, seguimos la misma dirección. Pero la realidad de la competición me ha dicho que debemos dar prioridad a cosas de carácter más táctico para poder mantener la eficiencia.

"Pocos técnicos habrían apostado por Guti, Zidane, Beckham y Figo en el centro del campo"
"La cantera no es un circo. Prepararse para la alta competición es un proceso muy complejo"
"Estás ante Ronaldo, Figo, Roberto Carlos... Cada vez que abres la boca ganas o pierdes crédito"
"No habría sido inteligente llegar y pedir el respeto de todos. Trabajo para conquistarlo"

P. ¿Cree que este Madrid puede defenderse mejor de lo que lo hace o ya ha alcanzado su tope?

R. Las observaciones críticas que vienen de fuera se centran en aquello que las personas son capaces de ver. Es como un iceberg: sólo se ve la punta. La responsabilidad del entrenador incluye lo que está bajo el agua. Esto me dice que podemos defendernos mejor, pero no ser un equipo defensivo. No podemos cambiar la naturaleza del Madrid: una naturaleza de ataque, creativa, de tener el balón... Yo soy el primero que no lo quiere hacer porque me encanta disfrutar del fútbol de Ronaldo, Figo, Zidane, Raúl... Ésa es mi obligación como entrenador del Madrid. Pero el equipo tiene que jugar bien, tener orgullo y honor dentro del campo. Eso lo he aprendido de los aficionados en el Bernabéu: no les gusta estar sentados y ver que el visitante se pasea. Lo ideal es ser dominadores en el ataque y trabajar colectivamente para no cometer errores. La última cosa que podría hacer es introducir ideas que me impidan a mí, como entrenador, disfrutar de las maravillas que nuestros jugadores pueden crear. El Madrid está para servir un espectáculo de técnica, creatividad y emoción. Nadie puede negar que los partidos que hacemos no sean emocionantes: el de Valladolid [triunfo por 2-3 tras ir perdiendo por 2-0] es un ejemplo. No se olvidará fácilmente.

P. Usted ha vivido otros modelos. ¿Suscribe el de Florentino Pérez, el presidente? ¿Encuentra carencias mejorables sin desvirtuar el sentido del modelo?

R. Yo suscribo la línea del equipo directivo porque es una cosa única. Lo que hay que entender es que el proyecto del Madrid no se refleja en ninguna experiencia vivida en el pasado. Es única. En Valladolid, pienso, para salir con un equipo más ofensivo sólo me quedaba quitar a Casillas y poner a Portillo de portero. De todas maneras, no es posible crear un equipo perfecto. Eso no existe. Lo que es importante es entender las virtudes que tenemos, lo que somos y queremos hacer. Y sobre el punto de vista táctico, colectivo, minimizar algunas cosas. Con Beckham,

Guti, Zidane y Figo en el medio del campo, este equipo no puede ser de presión alta ni jugar como el Milan. Pero, si respetamos las leyes del fútbol, ataque y defensa, organización y orden, disciplina y responsabilidad, es posible colectivamente, al menos en un 80% de los casos, solucionar los problemas. Lo que sería un error estratégico sería construir un Madrid de presión constante.

P. ¿Qué respuesta ha percibido en las estrellas para involucrarse en un trabajo colectivo?

R. Muy buena. Pero una cosa es el entendimiento y la voluntad que todos tienen de hacer bien las cosas y otra si esa solución está de acuerdo con sus naturalezas y capacidades. Pocos entrenadores pondrían dinero en una quiniela para apostar por un equipo con Guti, Zidane, Beckham y Figo en el centro del campo. Fantástico para adelante, para partidos de exhibición, amistosos. Pero todos preguntarían: '¿Y atrás quién va a ayudar?'. La respuesta está en nuestros números. Estamos mejorando. Hemos jugado unos 40 partidos, incluyendo amistosos y oficiales, y estamos encajando un poquito menos que antes: menos de un gol por partido. Y menos de un gol es un resultado muy bueno para cualquiera. Esto se da por la combinación de dos cosas: las virtudes ofensivas del Madrid, que tiene mucho tiempo el balón, y una contribución de todos los jugadores en sus posiciones. Si miramos el partido de Valladolid, donde nos quedamos con Beckham en la derecha, tres defensores, Figo, Raúl, Guti, Zidane y Ronaldo... Nunca podremos hacer que Zidane haga el trabajo de Vieira, pero todos hacen una contribución fantástica. El último ejemplo es Guti, creativo, ofensivo, con un fútbol que crece cuanto más se aproxima a la portería. Poco a poco, ha aprendido las tareas básicas de la posición del medio centro, integrando en su fútbol comportamientos y decisiones técnicas que antes no eran rutinarios para él.

P. Si ha tenido alguna duda es en la confección del bloque central. Llegó Beckham porque se fue Makelele y ha rotado: Beckham-Helguera, Beckham-Cambiasso... Ahora ha dado un salto y parece que se ha decidido por Beckham-Guti.

R. Ésta es una solución para el presente. No es la solución final. No pienso que haya soluciones finales. De momento, marcha bien, pero dependerá de la competición. Un entrenador puede tener la mejor idea del mundo, pero, si en la competición no resulta, hay que encontrar otras. Ahora están saliendo bien las cosas con estos jugadores, pero, si mañana hay un partido muy específico en que es necesario encontrar otra solución más consistente, más equilibrada, yo no cierro la puerta a decisiones que pueden ser introducidas. Es importante que el Madrid tenga un patrón porque la rutina nos va a dar más eficiencia. Pero mañana vamos a jugar contra el Bayern y si las soluciones no son buenas... Unos meses atrás, cuando vimos que había soluciones que no estaban listas para ser utilizadas, fue necesario dar más consistencia al medio campo, introducir más orden, más disciplina y, sobre todo, más agresividad. Lo hicimos y resultó bien. Luego, cuando todos empezaron a hacer bien las cosas, a jugar con más disciplina y agresividad y con más timing, más tiempo de aproximación al balón para robarlo... Mi filosofía de defensa no es poner a marcar a todos los jugadores, sino robar el balón lo más lejos posible de nuestra portería. Pero, si te quedas mirando, esperando a que el contrario pierda la pelota, vas a correr más riesgos. Y, si estás así, tienes que recurrir a otras soluciones con otros jugadores. Pienso que un equipo es una relación dialéctica entre los resultados, la competición y los jugadores disponibles. No hay un milagro final.

P. ¿Qué opinión tiene de los chicos de la cantera? Últimamente, está probando con Mejía, Juanfran... ¿Le parece que tiene sentido la apuesta por ellos?

R. Tengo una opinión muy buena de los chicos. El trabajo que los entrenadores hacen en la cantera es precioso para nosotros. Es la parte del iceberg que está bajo el agua. Se está trabajando bien. Pero es importante que la gente entienda que en el Madrid, como en otros clubes, pero principalmente en el Madrid, donde la exigencia es mayor, donde estamos en la élite de las élites... Si el club hace un esfuerzo para traer a los mejores jugadores del mundo, el nivel será el mejor del mundo. Todo el trabajo de la cantera tiene que estar en la misma relación. No podemos concebir que la plantilla del Madrid es la mejor del mundo y que el nivel de respuestas de la cantera sea como el de cualquiera, como el de cualquier club que no está en la Liga de Campeones. También la cantera tiene que ser única.

P. ¿Considera que es única?

R. Estamos haciendo un esfuerzo tremendo para crearnos esa exigencia. Pero se sabe que la presión pública, la presión del proyecto, pone en una situación que da la idea de que la cantera es una chistera para sacar conejos. Como un circo. ¡No es un circo! No puede ser un circo en el que un mago aparece y saca un conejo, otro y otro... Porque la preparación de jugadores para la alta competición es un proceso muy complejo. Hay condicionantes técnicos; luego, la educación táctica, y después, la preparación mental. Aun así, si no tienes mentalmente un código genético del más alto nivel... No es sólo el talento. Sin talento, persistencia, firmeza, preparación..., no se es nada. No vas a vencer con demagogias, llorando. ¡Cuando hablamos de jugadores del Madrid hablamos de superhombres! Ronaldo es un super-super, Zizou es un super-super. Y las exigencias de la cantera tienen que ser para superdotados también.

P. ¿Cuál es el problema?

R. Que la preparación necesita tiempo de competición. Un entrenador de Segunda B o yo podemos dar a Juanfran 50.000 horas de entrenamiento. Lo que no podemos darle son 500 partidos de Primera en seis meses. Tú no puedes llegar y decirle: 'Te voy a ofrecer un paquete de dos años de experiencia'. ¿Cómo se hace esto? El Madrid necesita respuestas hoy. No se puede decir que si no ganas es porque estás haciendo formación de jóvenes. No es fácil tomar decisiones con jóvenes porque incluso los mejores, si no están bien anímicamente, se pueden perder. Lo principal es la paciencia y destruir la convicción de que en formación se hace magia. Como descubrí aquí:

'No está Antonio. ¿Dónde está el otro del segunda, Francisco? No está el del segunda. Entonces, ¿dónde está el del tercera...?'. Un día, si coinciden todos lesionados, me dirán que juegue un alevín. Es estúpido.

P. ¿Cuál es la diferencia entre el Manchester y el Madrid?

R. La misma exigencia, la misma ambición, la misma ilusión de ganarlo todo, pero con mentalidades distintas.

P. ¿Dónde está más cómodo?

R. En algunas cosas, como portugués y latino, aquí. Es más mi estilo. Profesionalmente, la forma de trabajar en Inglaterra, donde son más fríos, disciplinados..., a veces se vuelve más cómoda. Tras cada entrenamiento o partido tienen una capacidad más fría de encarar la realidad. Nosotros nos vamos a casa y seguimos dándole vueltas.

P. ¿Se siente apoyado por el club?

R. Totalmente.

P. ¿No tiene la sensación de que está un poco solo, de que no tiene anclajes en el club, en el entorno, en los medios...?

R. Cuando llegué al Madrid, me encontré con que el entrenador que venía a sustituir [Vicente del Bosque] había ganado muchísimas cosas, era una referencia histórica para el club y se había ido en medio de cambios tal vez traumáticos. Y yo llegué sin tener nada que ver con eso, pero sabiendo que, me gustase o no, eso interferiría en mi trabajo. Si no tenía éxito, mi fracaso daría razón a unos en una pelea que no me incumbía. ¿Qué podía hacer? Puedo controlar mi vida y hacer todo para devolver al club toda la confianza que ha depositado en mí. Me dediqué a esa tarea mañana, tarde y noche. Ésa es la realidad que me incumbe. Pero reconozco que hubo momentos en que casi tenía a España contra mí. Lo que no habría sido inteligente por mi parte es llegar y pedir el respeto de todos. Lo que tengo que hacer es trabajar para conquistar ese respeto. No tengo que pedir nada.

P. ¿Se siente ahora más valorado que al llegar?

R. Igual. Entendiendo la realidad del Madrid, que yo divido en semanas blancas, grises y negras. Las semanas blancas son aquéllas en que nadie habla de mí. Son las que yo quiero. En las grises empatamos y empiezan a hablar. En las negras perdemos y todos hablan de mí. Lo que intento hacer es evitar que hablen de mí. Cuanto menos hablen de mí, mejor está el Madrid. Lo que quiero es que Dios me proteja para que no hablen de mí.

P. ¿Dónde guarda el ego?

R. Mi vida es allí [señala hacia el campo de entrenamiento], cuando me preparo y cruzo las cuatro líneas. Allí tú tienes que saber qué decir, qué no decir, cuándo estar callado o hablar... Porque allí es donde tú te juegas todo en tu vida. Estás delante de Ronaldo, Figo y Roberto Carlos y cada vez que abres la boca ganas o pierdes crédito. Todos los días. Entonces, mi ego está ahí. En toda mi vida de entrenador, mi tarjeta de crédito han sido los jugadores. Por eso me preocupo para que cada semana de trabajo ellos se sientan mejores jugadores, porque su vida profesional depende del entrenamiento. Cuando cometo errores allí, sé que fuera todo irá mal.

P. ¿Reconoce algún error?

R. Cada vez que pierdes un punto llegas a casa con la sensación de que si... El peor enemigo de un entrenador es ese si...: 'Si hubiera hecho esto, probablemente habría ganado'. Después pasan tres horas y te dices: 'Si hubieras hecho esto, no habría empatado; habría perdido". Lo importante es que si cometes un error lo cometas porque has actuado en base a una convicción. Toda decisión leva el riesgo de errar. Lo importante es que no debe ser una decisión flaca, inspirada en la prensa, en influencias externas. Entre una decisión arriesgada y una flaca tomo la fuerte. Las flacas se vuelven erradas.

P. En la segunda parte contra el Valladolid tomó decisiones que pudieron tener repercusiones contra usted de haber ido mal. Trasladó a Figo a la izquierda, cambió a Beckham por Juanfran, quitó a Solari y siguió jugando con tres defensas con 2-2.

R. Ese partido era entre dos equipos que marchaban en ruta de colisión como dos coches, frente a frente. Había un momento en que era preciso ver, entre mí y [Fernando] Vázquez [el entrenador local], cuál se echaba al costado. El partido era muy inestable. Podía pasar cualquier cosa. En un momento, me dije: 'No quiero un punto. O me llevo cero o tres'. En el Bernabéu las decisiones habrían sido más calculadas. Allí me pareció que lo mejor era ser un poco arrogante.

P. ¿Y este Madrid no es un equipo abocado a que lo lance al ataque? ¿No cree que si intenta controlar los partidos corre un alto riesgo de perderlos?

R. El de Valladolid es un ejemplo. Fue la primera vez que jugamos a las cinco de la tarde y no estamos acostumbrados. Ellos salieron con todo. Y no es la primera vez que salimos contra equipos que nos intentan ganar en los primeros 15 minutos. El Sevilla y el Valencia sacaron ganancia de eso. También sabemos que hay equipos que ponen toda la carne en el asador al principio y no la pueden mantener porque no pueden correr como locos a presionar con tres jugadores a Solari, a Míchel, y pensar que van a aguantar así 90 minutos.

P. Zidane por detrás de Ronaldo, muy cómodo, o por la derecha; Raúl por detrás de Zidane alguna vez; Figo, en la izquierda... ¿Sacó alguna conclusión?

R. Hay que partir siempre de un concepto básico de equipo: Figo, por la derecha; Zidane, por la izquierda. Pero al revés han demostrado que no juegan contra su naturaleza. Como Raúl ha demostrado que puede ser una solución en el medio campo. El riesgo de centrar a Zizou por detrás de los delanteros ha sido una opción de alto riesgo.

P. Hay un misterio sobre la preparación física del Madrid. ¿Qué pronóstico tiene para los dos últimos meses de la temporada con compromisos en la Liga, la Copa y la Champions?

R. Todo en el Madrid son ondas de impacto. Primero, la gira asiática; después, que en diciembre hay una caída; luego, que las vacaciones de Navidad perjudican... Hemos pasado todos los exámenes. Pero, claro, lo más fácil es aclarar los misterios con una cara. Según los medios actuales, la televisión y los ordenadores, las personas prefieren soluciones visuales y rápidas a los interrogantes. Pero la vida no es así. Nosotros controlamos todo. Los minutos de los partidos y los de los entrenamientos; los tiempos de recuperación y las capacidades que hay que preparar cada día de acuerdo con la situación de cada jugador... La fatiga física es importante, pero la mental puede ser más grave. A veces lo mejor es el descanso y, así, das dos días sin entrenamientos. Otras veces quitas a un jugador de un partido antes de que se cumplan los 90 minutos para darle descanso, pero te das cuenta de que los que se quedan piensan que el partido se acabó. Y, para colmo, el rival piensa lo mismo, se envalentona y sufres. Así que todas las decisiones deben tomarse para competir. Después de 27 años en el fútbol, no sé nada si no he aprendido que mi vida depende de los tres puntos.

P. ¿No le ha sorprendido el rendimiento de Beckham en el Madrid, teniendo en cuenta que pocos británicos se han adaptado al continente?

R. No. Yo sabía que sólo el hecho de venir al Madrid le iba a excitar, que su entusiasmo le iba a ayudar. Al Madrid ese estilo inglés le iba a venir bien. Iba a contagiar a Raúl, Figo, Zidane, Guti... Ha sido jugador de banda, de transporte del balón y de carrera. Ahora debe tocar atrás, cambiar de dirección y hacer un esfuerzo físico mayor.

SCIAMMARELLA
Carlos Queiroz, en las gradas del estadio Bernabéu.
Carlos Queiroz, en las gradas del estadio Bernabéu.BERNARDO PÉREZ

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