Dos saques de esquina bastan
El Athletic liquida al Murcia, que jugó un tiempo en inferioridad, en dos acciones puntuales
Si no fuera por la enorme candidez del Athletic, su tendencia a la distensión -es decir, a irse del partido-, su fragilidad defensiva y su falta de recursos individuales, la cita con el Murcia habría durado una breve cantinela. El granate es el clásico equipo colista, entrenado ahora por un entrenador clásico -el galés John Benjamin Toshack llegó a San Mamés como si siguiera al frente de la Real Sociedad, o sea, bramando contra el Athletic- y que padece las penurias de todo mal clasificado.
Era el Murcia carne de cañón, un conjunto blandito que la quiere tocar demasiado, incluso en zonas complejas del campo. Y con Toshack, fiel a su pasado, guareciendo su defensa para prevenirse de Urzaiz. Al primer balón colgado -en un saque de esquina-, el delantero navarro la cazó con el flequillo. Claro que, tres minutos después, el Athletic, generoso cual acostumbra, se inventó una desatención entre Gurpegui y Karanka que acabó en gol de Luis García tras una clara falta de Esnáider a Prieto.
21
ATHLETIC
MURCIA
Athletic: Lafuente; Javi González (Arriaga, m. 65), Prieto, Karanka, Del Horno; Gurpegui, Orbaiz; Etxeberria, Yeste (Guerrero, m. 85), Ezquerro (Lacruz, m. 55); y Urzaiz.
Murcia: Bonano; Juanma, Hurtado, Cuadrado, Clavero; Acciari, Jensen; Luis García, Gancedo (David Karanka, m. 72), Richi (Pedro Largo, m. 82); y Esnáider (Michel, m. 62).
Goles: 1-0. M. 11. Libre indirecto de Yeste que cabecea Urzaiz.
1-1. M. 14. Indecisión entre Yeste y Karanka que aprovecha Luis García.
2-1. M. 44. Yeste, de penalti por mano de Jensen.
Árbitro. Muñiz Fernández. Expulsó a Jensen por evitar un gol con el brazo y amonestó a Hurtado, Del Horno y Yeste.
Unos 30.000 espectadores en San Mamés
Ganas de complicarse la vida ante un rival tan honrado como inexistente, tan planito que se le augura mala vida y en el que ni Acciari, un futbolista vigoroso, acudió a la prepotencia física.
Fue un partido claro entre equipos previsibles. El Athletic no encontraba a sus lanzadores habituales -Etxeberria, Yeste-, pero llegaba sin demasiados problemas, si no por juego, gracias a los balones parados. Dos saques de esquina le bastaron. El primero lo flequilleó Urzaiz y el segundo lo cabeceó Gurpegui obligando a Jensen a meter el brazo en la línea de gol: penalti y expulsión. Ambas cosas las aprovechó el Athletic. Yeste, el penalti, engañando a Bonano. Y todos los demás, la superioridad numérica, que fue para el Murcia como una losa. Ya nunca creyó en la victoria. Quizás, en el empate, por honradez profesional y el desapego del Athletic con un partido muerto.
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