Pena de 10 años para un hombre que trató de quemar su casa con su hija dentro
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 10 años de prisión a Alfredo A. A., un hombre de 51 años que en enero de 2003 prendió fuego, por venganza, a la casa donde vivía su esposa y los tres hijos que tuvo con ésta, hallándose en el momento de suceder los hechos uno de los tres jóvenes dentro de la vivienda. Así lo ha acordado una sentencia de la Sección Séptima de la Audiencia madrileña, que considera al acusado autor de un delito de incendios y, además de la pena privativa de libertad, le impone la prohibición de acercarse al domicilio donde residan su mujer y sus hijos, así como de comunicarse con ellos, por un tiempo de tres años.
Según el fallo, que aún no es firme, los hechos ocurrieron sobre las 12.30 del 16 de enero de 2003, cuando el procesado salió de la pensión de Coslada en la que pernoctaba y se dirigió a la residencia de su familia, en Torrejón de Ardoz. En el trayecto encontró una farmacia y compró una botella de alcohol de 96 grados. Después acudió al inmueble, que hasta un año antes había sido su domicilio, en la calle de Segovia. Allí, en un piso bajo, seguían viviendo su esposa, Lourdes P. S., y los tres hijos fruto de su matrimonio con ella.
Alfredo rompió el cristal de la ventana de la habitación donde solía dormir Lourdes e introdujo una mano con el bote de alcohol, cuyo contenido vertió en su mayor parte en la estancia. Después empapó el resto del líquido en una servilleta de papel y le prendió fuego con un mechero, arrojándola a continuación al interior de la casa.
Cristales rotos
En aquellos momentos, en el interior del inmueble únicamente se encontraba una de las hijas de la pareja, Beatriz A. P., de 19 años, quien, alertada por el ruido de los cristales rotos, acudió al dormitorio de su madre para comprobar qué sucedía. Así, pudo ver a su padre arrojando la servilleta prendida al interior del cuarto. El acusado no abandonó el lugar hasta que no se cercioró de que estaban ardiendo las cortinas de la habitación. El fuego también afectó a algunos muebles de la vivienda, aunque las llamas fueron sofocadas gracias a la rápida intervención de la joven, que contó con la ayuda de algunas vecinas.
Cuando ocurrieron estos hechos, Alfredo sufría una intoxicación etílica que afectaba "levemente" su capacidad para actuar, aunque no limitaba su facultad de conocer lo que estaba haciendo, según afirma la resolución judicial. Los jueces señalan que esa ingesta de alcohol se debió a la difícil situación emocional por la que atravesaba el encausado, marcada por los sentimientos de "desprecio, humillación, soledad y abandono familiar que experimentaba en su relación matrimonial y paterno-filial".
Finalmente, la sala subraya que con su actuación el acusado puso en peligro la vida de su familia y del resto de vecinos del inmueble de la calle de Segovia.
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