El comité electoral del PSOE asume las funciones de la ejecutiva
El órgano que dirige Blanco centralizará el mensaje socialista
La Comisión Ejecutiva Federal del PSOE no volverá a reunirse hasta el 15 de marzo, a la mañana siguiente de la celebración de las elecciones generales. Todas sus funciones recaen ahora en el comité electoral, que dirige José Blanco. La decisión la tomó y anunció el pasado lunes el secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque no ha trascendido públicamente. Nadie replicó, aunque causó cierta sorpresa que el órgano de dirección del partido deje de actuar más de mes y medio antes de los comicios. El mensaje es que toda la estrategia del PSOE tiene que centralizarse en el comité electoral.
Zapatero "es un líder dispuesto al cambio", frente a Rajoy, "instalado en el inmovilismo"
El comité electoral ha elaborado el primer documento para los candidatos al Congreso y al Senado con los argumentos iniciales de campaña. De manera deliberada no figura mención alguna a la crisis por el caso Carod. La instrucción es que no se hable más del asunto.
Los miembros de la ejecutiva del PSOE se verán hoy las caras, en la reunión del comité federal -al que no asistirá por problemas de agenda Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat de Cataluña- convocado para aprobar el programa electoral y la proclamación de Patxi López como candidato del PSE a la presidencia del Gobierno vasco. Pero ya saben que no habrá reunión de ese órgano de dirección, porque Zapatero ha decidido que la estrategia del partido la fije el comité hasta el 14 de marzo. Hasta esa fecha no hay otro objetivo que el electoral.
La decisión se tomó hace 10 días, cuando se celebró una reunión de la ejecutiva, aunque sus miembros no sabían que era la última en casi dos meses. A nadie se le olvidará la sesión, porque fue la de la crisis con el PSC por el caso Carod. Zapatero pidió entonces que no se abriera un debate, ya que la situación era muy delicada y todavía no se conocían todos los elementos. Ahora, tanto los dirigentes del PSOE como los del PSC se han juramentado para callar sobre la profundidad de las heridas que han quedado tras la crisis. José Bono, presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, y uno de los 10 notables de Zapatero, pidió ayer que ese asunto quede guardado "bajo siete llaves".
Todos esperan que, pase lo que pase tras las elecciones del 14 de marzo, la crisis por el caso Carod no se lleve por delante "la amistad" que une a Maragall y Zapatero. En el entorno del secretario general se le escuchó decir: "El cariño que tengo a Pasqual y el que él me tiene ha evitado una crisis de dimensiones muy profundas".
El comité federal servirá como escenario para cerrar el conflicto, al menos aparentemente, porque varios dirigentes tienen previsto pedir que se pase la página, entre otros la corriente Izquierda Socialista, según anunció ayer su portavoz, Juan Antonio Barrio de Penagos.
Los miembros de la ejecutiva callaron y acataron la decisión de Zapatero cuando les anunció que era la última reunión. Son tiempos de disciplina, pero no se oculta cierto pesar en la ejecutiva -elegida por los militantes en congreso- por el protagonismo que están adquiriendo otros órganos internos, instancias o personas.
Pero como señalan los miembros de la ejecutiva más curtidos, el debilitamiento temporal del órgano de dirección se produce siempre en elecciones, porque los candidatos, "invariablemente, quieren rodearse de personas diferentes a las habituales".
Y Zapatero lo ha hecho. Por un lado, ha dado el poder al comité que dirige Blanco, junto a Jesús Caldera, Alfredo Pérez Rubalcaba, Carme Chacón, y técnicos ajenos a la ejecutiva como Ángeles Puerta, Miguel Barroso, Julián Lacalle y Óscar López. Después, están los asesores propios de Zapatero, y, de manera muy relevante, su comité de notables, en los que confía plenamente. Los miembros de la ejecutiva, por su parte, asumen la situación. Todos ellos aspiran a ser diputados y deber intentar ganar votos en las respectivas circunscripciones.
Como el resto de los candidatos del PSOE para las elecciones generales del 14 de marzo, han recibido el primer documento de estrategia de cara a la campaña. La línea de campaña socialista se va a desarrollar en tres planos de discurso. "Lo que el PSOE y Zapatero son y representan; lo que el PSOE y Zapatero proponen; lo que el PSOE y Zapatero aportan". Los tres planos tendrán un desarrollo propio, aunque al final convergerán. Zapatero y el PSOE representan "los valores de la mayoría, los principios del socialismo, los derechos de los ciudadanos y el compromiso con la democracia".
En el terreno de la propuesta, el líder y todo el partido defenderán y desarrollarán medidas para "la España social, la cohesión de España y el desarrollo del Estado de las autonomías y el regreso de España a Europa".
En este documento se contrapone a Zapatero con el candidato del PP, Mariano Rajoy: "El nuestro es un líder con una visión moderna y actual, dispuesto al cambio, frente a un dirigente antiguo y desfasado, instalado en el inmovilismo. Un líder próximo al ciudadano de calle frente a un político de despacho", dice.
La idea del "inmovilismo" del PP la va a utilizar el PSOE con fruición. "Tras ocho años de gobierno del PP, dicen que no a cualquier reforma, que nada cambie, quieren que España se detenga", acusan. "Zapatero está preparado para reconocer los nuevos problemas de la sociedad y buscar soluciones".
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