El poeta Ricardo Rodríguez recoge sus obsesiones en 'Los ausentes'
Ricardo Rodríguez (Jerez de la Frontera, 1961) perteneció a una brillante generación de poetas gaditanos que descubrió a José Mateos, Mercedes Escolano, José Manuel Benítez Ariza, Rafael Ramírez Escoto o Pedro Sevilla, entre otros. Sin embargo, su faena en verso hubo de esperar muchos años en la incubadora hasta que, recientemente, el sello Renacimiento ha publicado su tardío pero cuidado debú editorial, que lleva por título Los ausentes.
Rodríguez no se considera, pues, un advenedizo, pero tampoco deja de sorprenderse por este bautizo como poeta, acaso inimaginable para él hace una década: "El hechizo de las palabras y la expresión poética es algo que sentí desde muy joven. Después, en el momento en que la gente de mi edad empezaba a publicar, sencillamente me alejé de la literatura. Buscándome a mí mismo, me perdí en los laberintos", explica el propio autor.
El retorno a las armas literarias no fue fácil. "Cuando quise volver a escribir, me encontré con un montón de carencias, desde lecturas atrasadas de los últimos 20 años al propio desarrollo de la expresión", recuerda el escritor jerezano.
Unos cinco años atrás, y animado por su paisano y colega José Mateos, Rodríguez retomó la escritura y decidió que ya era hora de hacerse un hueco en los anaqueles de las librerías. En este sentido, define Los ausentes como "un verdadero reencuentro, antes de que se me pasara el arroz", ironiza.
Ciertos ecos del último Juan Ramón Jiménez, huellas de Francisco Brines, Eloy Sánchez Rosillo, Francisco Bejarano o el propio Mateos se hacen patentes en un poemario en el que Ricardo Rodríguez vierte su equipaje vital y emocional.
Temas recurrentes
"Escribo por la necesidad de conjurar una serie de obsesiones vitales: la idea de pérdida, de paso del tiempo, mi propia identidad, el sentimiento de soledad y eso que llaman metapoesía, reflexiones sobre el hecho de escribir, son algunos de mis temas recurrentes", afirma el poeta de Jerez de la Frontera.
Ricardo Rodríguez actualmente trabaja en la Fundación Caballero Bonald, con sede en Jerez. De la obra poética de Caballero Bonald destaca su Descrédito del héroe, si bien hasta ahora conocía mucho mejor su faceta como narrador.
Dispuesto a no permitir que las musas vuelvan a escaparse de su lado, Ricardo Rodríguez pretende perseverar en el oficio de los versos, aunque confiesa que "nunca se sabe". "Y más en mi caso. Sacar el primer libro con la edad que yo tengo no deja de ser singular. Pero ya estoy liado con el segundo y dispongo de varios poemas definitivos. Nunca tuve vocación de poeta, pero la verdad es que ahora sí tengo esa necesidad de escribir y ese ánimo", concluye.
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