Burgos se desmiente
El portero dice ahora que no salió lesionado al Sánchez Pizjuán, contra el Sevilla, sino que sufrió otra rotura muscular durante el encuentro
Germán Burgos, de 34 años de edad, se desmintió ayer a sí mismo y, aferrado a un malentendido fonético, aseguró que nunca había dicho que jugó lesionado el partido del miércoles pasado, en la Copa, en el que recibió cuatro goles del Sevilla, tres de ellos en la primera parte. "Dije vengo de una lesión, no tengo una lesión", advirtió tras el entrenamiento del Atlético, al que asistió el consejero delegado del club, Miguel Ángel Gil Marín.
El entorno del portero describía ayer la polémica de modo muy distinto al viernes. Entonces, el argentino sí había actuado lesionado, empujado por los nervios y la inexperiencia del otro guardameta convocado, Cuéllar. También ese día algunas miembros del club comentaron a este diario que se le había dado el alta médica de manera precipitada para presionar a Sergio Sánchez, que se negaba a aceptar su cesión al Getafe, que, finalmente, se concretó ayer mismo.
Burgos concluyó su comparecencia de ayer ante los medios de comunicación con una declaración de intenciones: "No quiero tener confrontaciones con el club o con el técnico". Durante los días previos había conversado con éste, Gregorio Manzano, y cada uno había expuesto un punto de vista diferente. Fuentes próximas al jugador apuntaron que la relación entre ambos está muy deteriorada después de que los dos hayan hecho declaraciones contradictorias. Manzano siempre sostuvo que Burgos no jugó lesionado en el estadio Sánchez Pizjuán.
Lo que ayer no pudo ser desmentido es que Burgos padece ahora "una rotura del recto anterior", según el parte médico facilitado de viva voz por el doctor del club, José María Villalón. A la una de la tarde se le practicó una resonancia magnética en la clínica Cemtro que confirmó lo que ya se apreciaba "confusamente" en la ecografía del viernes. Villalón precisó que esta nueva rotura está "un centímetro más abajo que la anterior" y no concretó si tiene o no su origen en la anterior: "Parece lógico que una sea consecuencia de la otra y no es descartable, pero la medicina no son matemáticas". Manzano desmintió el viernes que Burgos padeciese una dolencia nueva: "Tiene una sobrecarga y las cicatrices antiguas". Según algunas fuentes, la ecografía había visto ya "una pequeña rotura de fibras".
Según la nueva versión de Burgos, las molestias aparecieron en el segundo tiempo del encuentro de Sevilla. "Fue en una jugada con Darío Silva en la que yo levanté mucho la pierna", comentó ayer, más apagado y menos chistoso que de costumbre. En realidad, sólo se mantuvo en un punto: Manzano sabía que no podía sacar de puerta, es decir golpear fuerte el balón, antes de esa cita. Precisamente, en lo único en que coincidieron desde el principio. Manzano, Burgos y Miguel González Bastón, el entrenador de los porteros rojiblancos, habían sostenido una charla previa al choque en la que resolvieron que jugase.
El director deportivo del Atlético, Toni Muñoz, también desligó las dolencias de El Mono, la vieja y la nueva, hasta el punto de afirmar: "Germán estaba para jugar. No se hallaba lesionado. Pero durante el partido tuvo una lesión distinta a la anterior". El directivo negó que hasta ayer se hubiese mantenido ninguna conversación con Burgos, "porque había un encuentro importante a la vista". También negó que el club hubiese ocultado información, aunque los médicos supiesen el alcance de la lesión desde el viernes, argumentando que "no estaba claro".
Para Toni, la actuación de la entidad en este caso ha sido perfecta: "El Atlético ha estado en su sitio". Sobre la situación en la que queda Burgos tras la polémica, afirmó: "Está como estaba a principios de la temporada. A día de hoy, ningún jugador sabe qué va a pasar [con él] en el curso que viene". El portero acaba su contrato el próximo 30 de junio.
Manzano no se quiso extender sobre el asunto y sólo dijo que se había "sobredimensionado" y que lo da por "supercerrado".
Sergio Sánchez, después del estira y afloja de su dura negociación con el club, que, según algunas fuentes del mismo, provocó que se diera de alta antes de tiempo a El Mono, firmó ayer con el Getafe al tiempo que el guardameta de ese club madrileño, Sergio Aragoneses, regresó al estadio Calderón.
Aragoneses, de 27 años, pertenece al Atlético desde hace dos temporadas, aunque siempre ha estado cedido a otros equipos. Toni saludó su llegada porque "había un tercer portero [Sánchez] que no estaba jugando nada y teníamos a un chico nuestro en otro equipo que se estaba saliendo".
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