Fondo firme

La Bolsa continúa escalando posiciones a un ritmo lento, pero constante, y contando con una agitación interna que difícilmente puede deducirse de los resultados finales de los índices.

El Ibex 35 superaba ayer los 8.100 puntos sin esfuerzos aparentes por parte de los inversores, que continúan inmersos en un toma y daca diario que, sin embargo, empieza a definirse como un importante proceso de discriminación. Este índice ganaba al cierre el 0,61%, para quedar en 8.101,30, mientras que el índice general de la Bolsa de Madrid cerraba en 845,36 tras subir el 0,53%.

Los movimientos intradía del mercado, aparentemente desordenados, van perfilando una política clara en la formación de carteras para el presente ejercicio, actuación en la que cobran una importancia creciente las recomendaciones de las casas de análisis sobre el presente y el futuro de las compañías. En estos últimos días esas recomendaciones se han centrado en algunos de los grandes valores del Ibex 35, para los que se han fijado "precios objetivos" que en ocasiones no son muy del gusto de los inversores, bien porque sean inferiores a los que ofrece el mercado, bien porque parecen cortar en seco lo que parece una corriente alcista importante.

El interés de los inversores por muchos de esos valores comienza a notarse en el volumen negociado, que ayer ascendió a 3.571,38 millones de euros, con más de 1.600 millones aportados al total por las operaciones institucionales. La cifra que se quedaban algunos observadores era la de 1.936,14 millones movidos en operaciones de mercado, aunque más de la mitad de esa cantidad se hubiera acumulado en los tres grandes valores del mercado.

El mercado español volvió a superar al conjunto de las bolsas europeas en su avance, ya que París subió el 0,52% y Francfort el 0,04%, mientras que Londres perdió el 0,76%.

Wall Street mantenía posiciones a media sesión, a pesar del avance en el índice compuesto de la coyuntura económica, leading indicators, de diciembre, que sumó otras dos centésimas a la percepción que los ciudadanos estadounidenses tienen de la situación de su economía.