El Racing empata ante un Mallorca que echa mucho de menos a Eto'o

El Racing de Lucas Alcaraz sumó ayer su sexto partido sin conocer la derrota. Lo hizo ante un Mallorca con pinta enfermiza que, no obstante, logró romper su propia y funesta racha de cuatro derrotas consecutivas.

Una buena jugada ofensiva fue el triste balance de un primer tiempo, gélido dentro y fuera del terreno de juego. La combinación, que supuso también la única ocasión clara para el Mallorca en los primeros 45 minutos, la culminó el centrocampista Colsa rematando a la cruceta de espaldas. Antes del intermedio, Matabuena lo intentó para el Racing, pero a su espectacular regate le siguió una decepcionante definición ante la portería. Leo Franco sólo tuvo que recoger el balón que tan cándidamente se le había entregado.

Mientras tanto, el árbitro Lizondo Cortés asumía la responsabilidad de animar al público, por cierto cada vez más escaso en Son Moix, mediante un generoso aunque equitativo reparto de tarjetas.

El Mallorca nota, y cómo, la ausencia de Samuel Eto'o, quien estos días defiende los colores de su selección nacional, la de Camerún, en la Copa de África. La reciente incorporación del nigeriano Finidi en el carril derecho se aprecia sólo a ráfagas, con lo que continúa siendo alarmante la falta de pegada del equipo. No conecta la pareja atacante formada por Correa y Bruggink.

El partido cambió radicalmente desde el primer instante de la segunda parte, cuando Colsa aprovechó una falta botada por Nagore para cabecear a gol y quitarse la espinita del primer tiempo. De paso, resucitó la capacidad competitiva de los suyos y también la del Racing, a esas alturas ya medio acomodado con la posibilidad del empate.

Con los tres cambios, Aragonés buscó descaradamente atar el resultado. Pero cuando nada parecía presagiar alteraciones en el rumbo del encuentro, llegó el zarpazo del Racing. Regueiro remató inapelablemente una rapidísima jugada conducida desde la izquierda por Jonatan, y el cuarto de hora restante no le valió al Mallorca para recuperar el terreno perdido.