Rentabilidades al filo de lo imposible
El año 2003, que comenzó con los más negros augurios para las bolsas y los fondos de renta variable, ha terminado por ser uno de los mejores, no ya de los últimos años, sino de los que quedan en el recuerdo. Con una peculiaridad: que prácticamente todas las clases en que se suelen agrupar los fondos, según sea su vocación inversora, han acumulado rentabilidades medias positivas, algo que no ocurría desde hacía mucho tiempo.
Quedan excluidos de ese buen comportamiento general los fondos que invierten en renta fija en dólares, cuyo rendimiento, al calcularlo en euros, es difícil que se mantenga por encima de cero, habida cuenta de la depreciación del 16,5% que ha tenido el dólar frente al euro a lo largo de 2003.
No es ése el caso, sin embargo, de las diferentes clases de fondos de renta variable, ya que todos muestran una rentabilidad media positiva, con independencia del país o la moneda en que inviertan, con la única excepción de los que lo han hecho en la Bolsa norteamericana en el sector de alimentación.
Pero lo que resulta más extraordinario son las revalorizaciones alcanzadas el año pasado por los fondos que invierten en los países emergentes. Las más destacadas de todas ellas han sido las de los fondos que lo hacen en Tailandia, 90%; China 76%; Rusia o India, en niveles del 70%.
Aunque no en las primeras posiciones del ranking, los fondos de renta variable latinoamericana también han obtenido una rentabilidad muy elevada: en promedio, para 2003, ha sido de 42%. La explicación está en la fortaleza de las bolsas latinoamericanas a lo largo del ejercicio: la de São Paulo en Brasil, o las de Argentina y Venezuela, han alcanzado revalorizaciones récord, del orden del 130% o superiores. Niveles que son los más altos desde la crisis que afectó a los países emergentes en 1998.
¿Qué es lo que ha contribuido a una mejoría tan radical y súbita? Por una parte, el comportamiento general de las bolsas de todo el mundo, con subidas desde el mes de marzo pasado que van desde el 28% de la Bolsa española hasta el 50% del índice Nasdaq Composite (que agrupa a los valores tecnológicos). Además han concurrido otros dos factores conexos: la mejoría de las expectativas económicas en el segundo semestre del año y el consiguiente encarecimiento del precio de las materias primas de las que los países emergentes en general y los latinoamericanos en particular son productores. Finalmente, la mejoría del clima político en toda la zona: los exagerados aspavientos que provocó la cercanía del acceso al poder de Lula en el año 2002, o la crisis argentina de hace dos años, han dado paso a una paulatina reconstrucción de la confianza en todos ellos.
¿Qué va a ocurrir en el año 2004? Por el momento, y mientras la economía de EE UU no agote el combustible monetario y fiscal que le ha sido suministrado, los mercados de renta variable van a tener una subida adicional. La marcha desbocada de la economía china hará que los precios de las materias primas sigan subiendo. Pero no está claro que vayan a poder repetirse este año las rentabilidades astronómicas mencionadas. Rara vez se acumulan años seguidos de estas características, y menos en periodos donde los desequilibrios macroeconómicos tienen las descomunales proporciones actuales.
Juan Ignacio Crespo es director de análisis de Lipper.
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