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Reportaje:

A Claudia le salva la cigüeña

Una pareja rumana tiene un bebé durante el trayecto de repatriación

A Claudia, una joven rumana de 19 años, y su pareja, la cigüeña les ha traído el mejor regalo posible. No sólo han sido padres de una hermosa criatura, sino que el destino ha querido que el alumbramiento de la mujer, producido mientras se procedía a su repatriación, frenara su expulsión a su país de origen, o, lo que es lo mismo, impidiera su reencuentro con la miseria de la que no hace muchos días huyeron en busca de un futuro más esperanzador.

La trama de este cuento de hadas se inició en la noche del miércoles, cuando los agentes de la Brigada de Extranjería de Córdoba acompañaban a Claudia y a su marido, Iliev Viorel, de 21 años, hacia el aeropuerto madrileño de Barajas, donde sería cumplimentada la vuelta a su país. Habían sido detenidos en Córdoba sin la pertinente documentación, lo que provocó el expediente de expulsión que el miércoles se ejecutaba.

El bebé se recupera en la planta de pediatría del hospital San Agustín de Linares

Pero el bebé que Claudia, en un avanzado estado de gestación, llevaba en su vientre pareció acudir en ayuda de sus padres exigiendo su salida al mundo. A las 22.45, la joven aseguró a los agentes que se sentía mal y que debía ir al cuarto de baño, por lo que tuvieron que parar en el restaurante San José, en Bailén (Jaén), ubicado junto a la autovía entre Sevilla y Madrid.

Claudia, tumbada en el suelo, se quejaba de dolores abdominales y pidió una ambulancia. Los agentes y María Eugenia Benavides, camarera que se encontraba limpiando el baño, se percataron entonces de que la chica comenzó a dar a luz. No había tiempo para ambulancias. Uno de los policías le dijo a María Eugenia si tenía conocimientos de asistencia en un parto. "Un poco, pero no mucho", contestó. "La chica chillaba y lloraba mucho, no paraba de chillar, y el padre también estaba nervioso", recordaba ayer la camarera.

"El bebé nació prácticamente solo; yo le cogí, no respiraba y estaba poniéndose moradito; estaba muy frío", relató María Eugenia, también emigrante colombiana afincada en España desde hace tres años. "Le puse en uno de los manteles del restaurante y le quité la bolsa para que pudiera respirar, le di masajes e intenté darle aire por la boquita porque no respiraba", agregó la camarera. "Cuando empezó a moverse", continuó, "me alivié; llegó el 061, siguieron con los masajes, el niño lloró y dijeron que estaba bien".

El bebé, al que la pareja ha puesto de nombre Iliev, se recupera satisfactoriamente en la planta de pediatría del hospital San Agustín de Linares (Jaén), adonde fue trasladado junto a su madre. El gerente del centro, Antonio Resola, informó de que incluso podría ser dado de alta mañana mismo, ya que su estado y el de la madre es bueno, según el facultativo, que descartó que la mujer llevara sólo seis meses de gestación y señaló que el parto había sido "normal". Las enfermeras y todo el personal del hospital no regatean en generosidad hacia la feliz pareja, que es consciente de que algo tan natural como un parto ha podido con toda la letra fría de las leyes. Y es que, según informó el comisario jefe de policía de Jaén, Justo Aguilera, en estos casos la ley prevé la puesta en libertad de la pareja basada en "razones humanitarias".

"Queremos criar a nuestro hijo en España, en nuestro país sólo hay pobreza y no queremos eso para nuestro bebé", decía en un castellano que apenas se podía descifrar el padre de la criatura en el hospital jiennense. No obstante, Iliev no quiso desvelar adonde dirigirán sus pasos una vez salgan del hospital.

La joven Claudia, con su bebé, en el hospital San Agustín de Linares.
La joven Claudia, con su bebé, en el hospital San Agustín de Linares.JOSÉ MANUEL PEDROSA

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