Las rebajas... ¿o ruina posnavideña?
¿Quién dijo aquello de la cuesta de enero? Lo pregunto porque más que cuesta yo diría que este invento de las rebajas es un camino directo hacia el precipicio sobre el cual se sitúa más de una economía familiar tras el empacho navideño, aunque sarna con gusto no pica, ¿verdad?
Vuelven los Reyes Magos a Oriente, y las grandes superficies comerciales se prestan a renovar sus mejores galas para seguir satisfaciendo el delirio consumista que nos invade.
Colas, empujones y competencia para ver quién sale en la portada de los telediarios se suceden, dejando en entredicho aquello de que el mes de enero es aburrido y todo el mundo está en casita con el bolsillo hecho jirones. Por ello, convendría dar un toque de atención a aquellos que han vislumbrado un supuesto retroceso de la economía española, la vivienda está por las nubes, pero más de uno trepa por las escaleras de El Corte Inglés en busca del cielo para llevarse al hogar las más suculentas baratijas. Imagino también que más de un buen propósito habrá quedado aparcado para luchar ferozmente por un jersey, unos pantalones, zapatillas, o vaya usted a saber qué otro capricho que los Magos no concedieron en su momento.
En definitiva, y como un buen día rezó una canción de Los del Río, pues que vivan las rebajas, aunque bien podríamos acordarnos por un momento de los pobres y del Tercer Mundo, esos no entienden de rebajas y sí de lucha penosa por sobrevivir, a ver si despúes de recaudar tantos euros de fiebre capitalista se envía un pequeño porcentaje y hacemos que la cuesta de enero sea el camino para un paulatino enriquecimiento de quienes no tienen la fortuna de agolparse en los centros comerciales con cara de felicidad en busca de la ganga.
Un poco de conciencia no viene mal... Vamos, digo yo.
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