Fenómenos inexplicables
1. La vida te la dan sin instrucciones de uso,
Tendrían que explicarme el empeño de Aznar para que en la Constitución europea figure una mención al cristianismo
y eso tiene grandes ventajas y los inconvenientes que todos los días traen los periódicos. En todo caso, mejor que la vida venga sin instrucciones que con las instrucciones traducidas con las que se tropieza uno de cuando en cuando: "Dejar que eyacule el disco para che el buje de dirección se adapte a la planchuela". Bien. Correcto. Paso siguiente: "Asegure el pasante 2, foto F-H-I y regular el apoyapié contemporáneamente". Me quedé mirando el folleto: "A ver si en lugar de las instrucciones de montaje de una sillita de bicicleta me han dado un díptico de propaganda del PSOE sobre la España plural...". Pero no, no era. Ni tampoco el meteorito que el 3 de enero llovió sobre varias autonomías gobernadas por el PP: "Esto es una señal", pensé, "el anuncio del advenimiento de Zapatero". Fue un fenómeno espectacular y fugaz: al poco tiempo no había de él ni rastro. Imposible que fuera nada relacionado con Zapatero.
2. Venga, va, no nos pongamos crueles con los débiles
(también estaría bueno que el robot Spirit fuera fotografiando Marte y tropezara con Gaspar Llamazares saludando. "¡Coño, lo que hay que hacer para que te saquen por la tele! Ah, y vote Izquierda Unida". Seguro que en los telediarios le cortarían la frase y sólo saldría la primera parte), que de los débiles será el reino de los cielos. El de los cielos, quede claro. El Reino de España es de los fuertes. Ya se trate de reformas educativas, laborales o penales, la divisa del Gobierno durante ocho años ha sido: protejamos a los fuertes, y que los débiles no molesten, porque tenemos que ser un país fuerte en un mundo donde los débiles no cuentan. Tendrían que explicarme más detenidamente el empeño de José María Aznar para que en la Constitución europea figure una mención al cristianismo, porque en sus políticas no hallo rastros de inspiración cristiana. Su reforma educativa, basada en que los alumnos con dificultades no molesten a los más fuertes, aún no sé qué tiene de cristiana. Eso sí, se enseñará religión, y eso satisface a la jerarquía de la Iglesia española, paradigma de cristiandad: casi siempre que están de actualidad es por asuntos de dinero. La última aportación de la Iglesia al debate público: si las parejas de hecho se igualan en derechos a los matrimonios, se quiebra la Seguridad Social. Habrá que hacerles caso: llevan siglos combinando derecho y dinero, y nadie sabe de eso más que ellos.
3. ¿Y el voto a los dieciséis años, como propone Tony Blair?
¡Por Dios! ¿Qué se sabe de la vida a los dieciséis años? Hasta los veinte, por lo menos, no se tiene una desorientación completa, y hay que esperar a los cuarenta para no entender nada. Al parecer, hacia los sesenta se da uno cuenta de que siempre estuvo equivocado. Entre los ochenta y los noventa, más o menos, te mueres, y te llevas a la tumba el enigma: ya me resigné a no saber qué coñe sería el buje de dirección, pero ¿qué repollo significaría aquello que proponía el PSOE de articular la España plural con garantía de cohesión interterritorial y sin mengua de derecho alguno?
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