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Columna
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Ausencias

En la web de Ca Revolta despiden a Cristina Piris anunciando que ella se va de vacaciones, pero también que el resto continuará viaje.

Me enteré de "lo de Cristina" de regreso a casa, leyendo el artículo de uno de nuestros numerosos amigos comunes, varios días después de que su cuerpo fuera incinerado. Y de pronto juzgué que la figura poética utilizada por los "revoltosos" era hermosa y consoladora, pero falsa, porque todos sabemos que por voluntad propia ella no habría "desconectado" jamás, y menos cuando pintan bastos.

Otras gentes, más vulgares ejemplares de la fauna asfáltica, ansiamos a veces una vía de escape que puede consistir en retreparnos hasta lo alto de una cordillera, holgazanear al borde de la mar o zascandilear entre bosques y riachuelos. "Desenchufar", se llama a una desintoxicación que sienta bien, siempre que no nos lleve a suponer que esa suspensión del tiempo y el espacio que acontece en nuestro limbo gozosamente improductivo es algo más que lo que en realidad es: una sensación subjetiva. Y además, fugaz, extremadamente volátil, porque en el mundo exterior la vida sigue y en consecuencia la muerte también.

He estado unos días "fuera de cobertura", desaparecida como la Beagle 2 en Marte, perdida como los 10.000 millones de Parmalat. Y parece que haya pasado de todo: además del extraño sucedido de que Cristina se haya tomado un descanso, me cuentan del colega que tuvo que ausentarse de estas páginas no por vacaciones (ni reales, por desgracia; ni metafóricas, por fortuna) sino debido a un "aviso" de su sobreexplotado músculo cardiáco, que clama por un respiro.

El año ha agonizado matando, o intentándolo. Y a quienes errábamos fugados, y llegamos tarde al dolor, sólo nos queda lamentar en diferido sus macabros coletazos. Es la última mala pasada que nos juega, la amarga factura que nos pasa por aquellos ratos de inocente ignorancia. Aunque, en compensación, siempre podremos recordar como una especie de venganza, esta vez anticipada, que hubo 12 segundos durante los cuales pudimos ver pasar el cadáver del 2003 a través del burbujeo del champán.

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