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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La paradoja americana

Destinada a nacer moderna y sin ancien

régime, la poesía del gran Manuel Bandeira (Recife, 1886-Río de Janeiro, 1968) expone la constitutiva paradoja americana: la de cómo, desde el corazón mismo de la vanguardia, cuyo germen de irradiación es la crisis del concepto clásico de belleza, se puede aun tocar de lleno en la belleza. Paradoja americana puesto que el modernismo brasileño, que irrumpe en San Pablo en 1922, y del que Bandeira es figura principal, es la vanguardia surgida en pleno proceso de consolidación de la identidad cultural brasileña. No por casualidad Oswald de Andrade, uno de los principales animadores del movimiento y su poeta más radical, lo llamó "San Juan Bautista del modernismo brasileño".

ESTRELLA DE LA VIDA ENTERA

Manuel Bandeira

Traducción de Rodolfo Alonso

Adriana Hidalgo

Buenos Aires, 2003

220 páginas. 12,54 euros

De Andrade se refería a la novedad aportada a la poesía en lengua portuguesa por el primer libro de Bandeira, La ceniza de las

horas, de 1917. Pero también a versos como estos, escritos en 1925 en Río de Janeiro, evocando el Pernambuco natal: "La vida no me llegaba por los diarios ni por los libros / Venía de la boca del pueblo en la lengua errónea del pueblo / Lengua veraz del pueblo / Porque él es quien habla sabroso el portugués del Brasil / Mientras nosotros / Lo que hacemos / Es macaquear / La sintaxis lusíada". Y en Poética se lee: "Estoy harto del lirismo que se detiene y va a averiguar en el diccionario el sello vernáculo de algún vocablo / Abajo los puristas / Todas las palabras sobre todo los barbarismos universales". La paradoja (la belleza) de este poeta -como quizá la de su contemporáneo, el músico Heitor Vila-Lobos, como la de su gran amigo Mário de Andrade, autor de Macunaíma (1928), con quien Bandeira mantuvo una larga relación epistolar que sólo recientemente ha comenzado a publicarse- radica en la sorpresa del artista brasileño, no de ser artista, sino de ser brasileño, de pertenecer a ese mundo colorido y carnavalesco, tan cercano al negro a pesar de su blanca matriz: "Unos toman éter, otros cocaína. / ¡Yo tomo alegría! / Por eso vine a asistir a este baile de martes de carnaval. // Mezcla excelente de tés... / Ésta fue dama de honor

... / -No, fue camarera. / Y está bailando con el ex prefecto municipal: / ¡Tan Brasil!". Tan Brasil y tan americano en su suerte de ilusoria democracia natural, donde no sorprende encontrar en un poema de Libertinagem (1930) una figuración del ubi sunt americano con resonancias de Trilce de Vallejo: "Hoy ya no oigo las voces de aquel tiempo / Mi abuela / Mi abuelo / Totônio Rodrigues / Tomásia / Rosa / ¿Dónde están todos? // -Están todos durmiendo / Están todos acostados / Durmiendo / Profundamente".

Libertinagem es uno de los libros centrales de este modernismo, como ha señalado Jorge Schwartz: "En Libertinagem encontramos uno de los primeros registros poéticos del Mangue en algunos de los poemas más importantes de la lírica brasileña de generación vanguardista (...) El poema Cacto

[incluido en esta antología] revela también su vínculo con el primitivismo" y "con las imágenes del cacto en Lasar Segall", el gran pintor expresionista, judío lituano formado en Berlín y radicado en Brasil desde 1912. El Mangue era el barrio prostibulario de Río de Janeiro, un exaltado microcosmos, "tan brasil": "La ventana estaba abierta. No sé para qué, pero lo que entraba era el viento de los lupanares, mezclado con el eco que se partía en las curvas cicloidales, y fragmentos del himno a la bandera". Así el poeta abandona la vía sublime, preciosista, introspectiva del yo en el pedestal del naciente surrealismo y sus volutas oníricas, y se deja llenar los ojos por la escena de la calle y los oídos por la lengua coloquial: "¿Qué importa el paisaje, la Gloria, la bahía, la línea del horizonte? / -Lo que yo veo es el callejón", escribe en 1933. Muchos años más tarde, un gran admirador de Bandeira, Caetano Veloso, diría, con sorna modernista aún: "Está probado que sólo es posible / filosofar en alemán. / Si usted tiene una idea increíble / es mejor hacer una canción".

La selección y traducción del poeta argentino Rodolfo Alonso es excelente: 220 páginas de esencial poesía contemporánea, en la que no sobra una sola coma. La edición bilingüe habilita el encuentro necesario con la precisa música brasileña de Bandeira, en la que están Heine y Apollinaire, y por eso mismo más brasileña. Un atajo hacia la más perdurable modernidad de las letras en lengua portuguesa, tan distante por ahora: mientras que en Francia la primera antología de Bandeira data de 1960, en España sólo se ha publicado una traducción, en 1999... al euskera.

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