La Real se concede un respiro

Al Málaga se le pintaba una tarde inmejorable para seguir batiendo sus marcas pero, sin embargo, salió escaldado. Llegaba tras las vacaciones con la idea fija de dar el salto a los puestos de la Liga de Campeones y todo parecía estar de su lado. Los más de tres meses sin perder en La Rosaleda y los resultados obtenidos antes del parón navideño eran sus credenciales para medirse a un equipo como la Real Sociedad, al que nada le salía bien en la Liga desde finales de octubre. Por si fuera poco, Juande Ramos disponía otra vez de su equipo de gala, mientras que el francés Denoueix no podía contar ni con su portero titular Westerveld ni con su otrora goleador Kovacevic. Este era el guión previo, pero el partido fue otra cosa.

El Málaga no fue capaz de superar a una Real Sociedad que con dos medidos golpes se concedió un respiro en La Rosaleda. Dos certeros tantos con los que el conjunto vasco pudo templar los nervios después de muchas jornadas y que al Málaga, por inesperados, le dejaron planchado.

Y es que, justo cuando se iba cumpliendo al milímetro el guión, con el Málaga por delante gracias al gol de cabeza de Litos, le dio a la Real por revolverse y medir sus fuerzas con un rival que, hasta el momento, apenas si había pasado por más apuros que tratar de romper por las bandas la contención defensiva de su adversario. Una rápida internada de Nihat reventó a la defensa malaguista, que nada pudo hacer por detener a un envalentonado Karpin que ya se las veía cara a cara con Calatayud.

El empate dio un poco de vida a un partido que se había dirimido hasta entonces en un estéril duelo en las medianías. Y con este cambio fue el Málaga el que salió perdiendo. Incapaz de quebrantar la defensa realista, el Málaga movía el balón sin sentido alguno. Edgar fue incapaz de superar a Gabilondo y se fue apagando por minutos. Insúa resultó inútil en su posición de enganche con un Salva al que Schürrer y Kvarme le habían pillado el truco y abocaron a un sinfín de aparatosas y teatrales caídas en el área.

Mientras, la Real se las apañó para merodear por el área de Calatayud como pudo. Bien a través del balonazo que colgaba Schürrer a Gabilondo o mediante las incursiones con las que Nihat y Karpin siempre desbarataban a la defensa rival. Una innecesaria falta de Romero para detener una nueva internada de Nihat propició que éste adelantase a su equipo con un tremendo derechazo, cuando ya agonizaba el primer tiempo.

Un gol de esos que hacen daño y que lanzó al Málaga a bordar una de sus mejores segundas partes en su empeño por nivelar el encuentro. A ello, sin duda, contribuyó Canabal. El delantero gallego, que lleva dos goles en poco más de 150 minutos, volvió a realizar una magnífica actuación que no encontró el premio merecido.Sin posibilidad de enlazar una jugada de peligro, el Málaga buscó sus ocasiones en los saques de esquina, especialidad que domina Duda. Tres veces estuvo el Málaga a punto de lograr el empate de esta forma. Las mismas que la sangre fría de Alberto frustró.