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Crónica:FÚTBOL | Decimoctava jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El músculo puede al cerebro

Athletic y Osasuna empatan un partido con más goles que ocasiones y sin fútbol

Lo dijo Javier Aguirre, entrenador de Osasuna, 24 horas antes del encuentro: "Sera un partido de pocos goles", señaló evocando quizá las maldades de un derbi. Lo había previsto Ernesto Valverde, entrenador del Athletic, cuando recordaba que las estadísticas casi nunca anuncian nada bueno en enero en San Mamés. Todos tenían razón porque el fútbol hizo huelga en la Catedral, porque hubo más topetazos que pases, más goles que ocasiones, más minutos que juego.

Sobró de todo. A Osasuna, pletórico de organización y prudencia como tan escaso de ofensividad, le pudo la liturgia del partido; al Athletic, tan escaso de imaginación como sobrado de aceleración, le faltó calidad, sobre todo, para salir del atasco que le propuso Osasuna.

ATHLETIC 1 - OSASUNA 1

Athletic: Aranzubia; Lacruz, Prieto, Karanka, Del Horno; Gurpegui, Tiko (Jonan García, m. 79); Etxeberria, Ezquerro, Yeste; y Urzaiz (Arriaga, m. 67).

Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cuéllar, Josetxo, A. López; Puñal, Pablo García; Valdo (Rivero, m. 45), Aloisi (Palacios, m. 91), Muñoz; y Webó.

Goles: 0-1. M. 35. Puñal controla al borde del área, abre a la derecha e Izquierdo marca de fuerte disparo.

1-1. M. 45. Saque de esquina de estrategia, recibe Prieto que centra raso y Del Horno empuja el balón junto al poste.

Árbitro: Muñiz. Amonestó a Josetxo, Antonio López, Pablo García, Muñoz, Gurpegui y Tiko.

Unos 35.000 espectadores en San Mamés.

La conclusión es que en el partido no había ningún jugador determinante, que todos eran soldaditos marineros, de esos que canta Fito Cabrales, que no eligen nunca ni una buena. Jugadores para entrenadores, para ensalzar todas esas virtudes que jamás se explica el espectador, futbolistas incapaces de modificar un partido, empeñados en sudar la camiseta para que nadie les pueda echar nada en cara.

No es extraño que en tales condiciones los goleadores fueran dos laterales, una demarcación poco valorada en el fútbol actual, a veces con imagen de inservible o tan multiusos que cualquiera pudiera desempeñarla. Craso error. Izquierdo, un lateral que juega por la derecha, fue lo único bueno del partido y se le premió con un gol en una acción inteligente de Puñal en el semicírculo del área, bien resuelta por el jugador navarro con un disparo que Aranzubia no leyó bien.

Claro que diez minutos después, Del Horno, un futbolista voraz pero escaso de kilometraje, alcanzó un centro al tun tun de Prieto para empujarlo junto al poste, donde nadie lo esperaba. Dos goles en el primer tiempo, cuando no había pasado nada. Una cuestión de magia a la que a veces el fútbol es tan aficionado de tal forma que sin ocasiones se pueden hacer goles y en otras, cuando rebosa el fútbol, el marcador se muestra esquivo, casquivano.

No había nada que ver en San Mamés, que no fueran gladiadores sobre un arenal. Difícilmente se entreveían aspirantes a la Champions (que es lo que presuntamente eran Osasuna y Athletic), ni se adivinaba fútbol en el medio campo, ni había extremos, ni delanteros centro. Sólo centrales, laterales y esa especie de medios centro que se dedican a rebañar el fútbol como quien le quita el nervio a un filete.

No pasó nada en San Mamés. ¡Ah, sí! Un pase de la muerte que malgastó Urzaiz y un cabezazo de Aloisi en tiempo de descuento. No hubo más que los goles, muy accidentales, como llovidos del cielo, como un regalo en tiempos de necesidad, de penuria. Y ambos lo agradecieron como agua bendita.

Karanka se lleva el balón ante Webó.
Karanka se lleva el balón ante Webó.TXETXU BERRUEZO
Urzaiz intenta disparar ante Mateo y Aloisi, con Del Horno en el suelo.
Urzaiz intenta disparar ante Mateo y Aloisi, con Del Horno en el suelo.TXETXU BERRUEZO

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