El Betis no mejora en su visita a Valladolid

Un espanto. El Betis y el Valladolid despacharon el regreso de las vacaciones con un partido horroroso en el que se repartieron con escrupulosa igualdad los errores, las imprecisiones, los balonazos sin sentido y las situaciones absurdas. Víctor Fernández llegaba a Valladolid con medio pie fuera del Betis, aunque Lopera le haya dado dos partidos de margen, pero el crédito del entrenador y el de su equipo terminó de agotarse en medio de tanta mediocridad y de tanto futbolista en baja forma, en algunos casos, como los de Joaquín o de Capi, casi escandalosa.

El Betis no arriesgó nada, algo muy extraño en su situación, pero se las apañó para aguantar el primer y único arreón de su rival. El palo y Contreras evitaron el gol; la pareja de medio centros, Ito y Arzu, dio un paso adelante, y asomó el equipo con dos bandas endiabladas por su rapidez, pero ni Denilson ni Joaquín están para solucionar la papeleta y una y otra vez el balón llegaba muerto de hambre a los centrales. Tuvo que pasar más de media hora para que Bizarri se enfrentase a alguna jugada de mérito con Capi, Denilson y Tote, juntos por fin, dedicados a lo mismo, a llegar a la portería. El portero vallisoletano despejó el disparo de Tote y ahí se abrió y cerró el balance ofensivo del Betis.

El inicio del segundo tiempo tuvo otra pinta. Arzu se incrustó en la línea de medios y los sevillanos comenzaron a tener el balón casi en exclusividad. Las ocasiones parecían llegar con continuidad. Capi cabeceó fuera a puerta vacía y Bizarri tuvo que despejar con problemas un disparo lejanísimo de Arzu. Además Víctor Fernández añadió kilos a su delantera con la entrada de Alfonso, pero entonces apareció la precipitación y el choque se afeó hasta lo espantoso. Y eso que enfrente estaba la peor versión del Valladolid en toda la temporada. Vázquez no pudo resolver las bajas de Makukula y Sousa, las dos referencias ofensivas de toda la temporada. Para colmo de males, cuando el partido tocaba a su fin un espectador, contrariado por una decisión de Pino Zamorano, lanzó una botella que impactó en la espalda del árbitro asistente. El agresor fue localizado por sus vecinos de localidad, que avisaron a las fuerzas del orden.

Al final, el empate solo sirve para que el Betis se hunda un poco más y su técnico, Víctor Fernández, tenga un poco más difícil su continuidad al frente de los verdiblancos.