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VISTO / OÍDO
Columna
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Falso mutis

En el lenguaje del teatro se llama "falso mutis" a la salida de escena de un personaje que regresa inmediatamente desde la misma puerta, o no acaba de salir. Del trío de idos, Arzalluz y Pujol han hecho mutis y no vuelven; Aznar lleva en la puerta de la despedida mucho tiempo, recibiendo baladas de adioses sentimentales y lloricas a las que él responde con su trágica lengüecilla de señorito a la antigua (tipo de "donde un español no alcanza con la mano, alcanza con la punta de la espada", o de "España y yo somos así, señora"), insultando y caracterizado de abrupto; y vuelve. Parece que hay una nueva despedida general de su partido dentro de unos días: una nueva despedida con una nueva actuación. No se irá aún. Despedirá las Cortes, seguirá de presidente hasta las elecciones, conducirá la campaña y fastidiará a Rajoy, que desearía hacer la suya y ser quien es, si es que es alguien. Quizá sus estrategas hayan calculado que el tránsito se haga así, entreverando a Aznar con Rajoy, para dejarlo todo "atado y bien atado". Lo de Rajoy es un papelón; un figurón, para seguir con el lenguaje de teatro, tan castizo en la lengua española. Tiene que ser y no ser; aprovechar algo de la herencia del jefe que le ha creado, pero al mismo tiempo dar a entender que va a ser otro.

Una "herencia envenenada", decía ayer Pérez Royo: "El sistema político español ha perdido buena parte de la capacidad integradora que había tenido durante sus primeros 20 años de vida. La última legislatura ha sido, desde esta perspectiva, desastrosa". Y desde otras perspectivas. Un año que se va y un hombre que se va dejando tras de sí nuevas subidas de precios públicos y privados, y unas pensiones limitadas, y un salario mínimo grotesco, y una guerra cuyo final proclamó con la misma falsedad que las razones para su principio, no es fácil de suceder. Y menos si se va agarrando a cada tribuna para despedirse hosco y vírico, y viril y vitriólico. Empapando a su sucesor con el chapapote que se escapa de sus tripas oratorias.

(Mutis: muévase, retírese, voz con la que el apuntador indicaba a un actor que saliera de la escena; imperativo. Del ant. mutarsi, moverse, retirarse, y éste del lat. mutare, mudar, irse de un lugar).

(Una acotación de Moratín en la Comedia nueva, o el café: "Hace que se va, y vuelve").

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