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El catedrático Francisco Ruiz publica un libro sobre el origen de las Órdenes Militares

Ha sido editado por la Biblioteca de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

El catedrático de Historia Medieval en la Facultad de Letras de Ciudad Real y director del Departamento de Historia de la UCLM, Francisco Ruiz Gómez, acaba de publicar una obra bajo el título Los orígenes de las Órdenes Militares y la repoblación de los territorios de la Mancha (1150-1250). Esta obra ha sido editada por la Biblioteca de Historia del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC).

A lo largo del libro, según ha expresado su autor, se analiza cómo la conquista del antiguo Reino de Toledo y de las tierras de La Mancha constituyó uno de los procesos más notables de la expansión hispano-cristiana por la extremadura castellana en los siglos centrales de la Edad Media. Reyes, caballeros, concejos y pastores protagonizaron aquellos acontecimientos y, junto a ellos, destacaron las Órdenes Militares; las internacionales, como el Temple y el Hospital, y las nacionales, llamadas así por haber surgido en tierras hispánicas.

En la citada obra se profundiza sobre la progresión castellana por los valles del Tajo y del Guadiana hasta los confines con Sierra Morena durante los siglos XII y XIII. Avances y retrocesos, añade el catedrático Francisco Ruiz, que estuvieron jalonados por la reacción sucesiva de almorávides y almohades y dieron lugar, durante algo más de un siglo, a una forma de vida caracterizada por la guerra de frontera.

En este escenario, según recoge en este libro su autor, las Órdenes Militares representaron mejor que ninguna otra institución ese espíritu de lucha divinal, un ideal de cruzada more hispanico, en el que sobresalieron las milicias de Calatrava, Santiago y San Juan y el espíritu de sacrificio que anidó en sus respectivas casas centrales de Calatrava, Uclés y Consuegra.

La rica documentación de los archivos de las Órdenes, el análisis evolutivo de los paisajes y los datos incipientes del registro arqueológico han permitido, en el presente trabajo, contemplar de forma renovadora el progreso de la repoblación y la formación de unas sociedades campesinas, en las que tuvo un papel importante la ganadería.

A modo de balance apresurado, concluye su autor, se podría decir que se estudia la historia de la ocupación de un territorio de unos 30.000 Km2, sobre el que se extendía una red de unos 40 castillos, con unos 1.600 hombres de armas, y más de cien villas, habitadas por un número indeterminado de caballeros, peones, labradores y pastores.

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