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Reportaje:PROTAGONISTA DE LA RELIGIÓN | PAPA | LOS PROTAGONISTAS DEL AÑO | SOCIEDAD

El martirio en directo

En octubre de este año, con festejos que duraron más de una semana y merecieron una amplísima cobertura mediática en buena parte del mundo, el papa Juan Pablo II celebró sus bodas de plata al frente de la Iglesia católica. Cumplir 25 años al timón de la institución más longeva de Occidente es todo un hito. Sobre todo con el historial clínico de Karol Wojtyla, víctima de un gravísimo atentado el 13 de mayo de 1981, y de una larga serie de dolencias que han requerido intervención médica.

Wojtyla es el cuarto pontífice más longevo de los que han ocupado el sillón de Pedro, contando al propio apóstol. Sólo Pío IX, con más de 31 años de pontificado, y León XIII, con poco más de 25, le superan todavía en este particular récord de longevidad monárquica. Pero las celebraciones de octubre tuvieron en este caso un sabor especial no sólo por la importancia del aniversario, sino porque sonaron casi como a una despedida. Ante las cámaras de televisión, Juan Pablo II apareció frágil y vacilante; apenas pudo leer más que el inicio de sus discursos, y en algún momento, rodeado de sus cardenales, se le escaparon lágrimas de emoción, más propias de un anciano agotado que del pastor de mil millones de almas que es el Papa, acostumbrado a afrontar masas adoradoras, y a recibir el homenaje de los humildes y los poderosos. Sus principales colaboradores han reconocido, tácitamente unos, abiertamente otros, que el final está cerca. Y, sin embargo, a sus 83 años, limitado por la enfermedad que le impide comunicarse con la antigua energía, Karol Wojtyla afronta las cámaras con un dominio apabullante y su rostro sigue conservando algo de la pasada fotogenia.

Las celebraciones del 25º aniversario del Papa tuvieron en este caso una importancia especial porque sonaron casi como a una despedida.

Para este tenaz polaco, nacido el 18 de mayo de 1920 en Wadovice, cerca de Cracovia, los focos son un elemento más de la coreografía litúrgica, imprescindibles en su tarea pastoral, y también en la política y diplomática en tanto que monarca absoluto del Vaticano. Los medios de comunicación que le han servido durante años para lanzar al mundo su mensaje, caracterizado por la firmeza dogmática y la apertura social -y que han acabado por atizar el culto a la personalidad, convirtiendo al Pontífice en una gran estrella mediática-, son ahora el espejo de su declive físico. Pero quienes temieron, en la curia romana, que esta sobreexposición del Papa enfermo pudiera dañar la imagen de la institución, han comprobado con sorpresa que Juan Pablo II ha sido capaz de apoderarse del medio para lanzar su nuevo mensaje: el del martirio en vida de un Papa.

Juan Pablo II reza durante una audiencia general en el Vaticano el pasado enero.
Juan Pablo II reza durante una audiencia general en el Vaticano el pasado enero.REUTERS

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