Una compañía navarra desarrolla con éxito óperas para el público infantil
La asociación pretende luchar contra el envejecimiento del género
El 80% del público que asiste hoy en día a una ópera en España tiene más de 45 años. Y a eso hay que ponerle remedio. En Navarra, el antídoto contra el envejecimiento del género se llama Ópera de Cámara de Navarra, una asociación sin ánimo de lucro creada por una treintena de músicos, compositores, cantantes, actores y hombres del teatro que está arrastrando a los auditorios a miles de niños y jóvenes menores de 15 años.
¿Cómo lo consiguen? Con imaginación, talento y el esfuerzo necesario para crear nuevas producciones de ópera que están introduciendo exitosamente a los más pequeños en el mágico mundo del drama musical.
Si los anteriores montajes de este conjunto de entusiastas, El deshollinador (Benjamín Britten; 2001), Gretel y Hansen (junio 2002) o El flautista de Hamelin (diciembre de 2002) llenaron de público infantil y juvenil teatros y auditorios como Kursaal o Teatro Gayarre, la producción que esta Navidad pone en escena Ópera de Cámara de Navarra, El traje nuevo del emperador, ópera cómica basada en el libro de H. C. Andersen con música de Iñigo Casalí y libreto de Pablo Valdés, aspira a consolidar una trayectoria única en España, la de una asociación no profesional cuyo objetivo es atraer público joven y familiar hacia la ópera.
"Hay que renovar el público, quitarle al género todo el polvo de elitismo, ampulosidad y distanciamiento que arrastraba", afirma Pablo Roncal, director teatral, periodista y actor, además de presidente de Ópera de Cámara de Navarra, "y para ello es necesario transformarlo en un espectáculo atrayente para una mayoría".
Su último montaje, que se estrena hoy en el Teatro Gayarre de Pamplona y el domingo en el Auditorio de Barañain, tiene un presupuesto de 54.000 euros. Todo el elenco cobra por su trabajo, un sistema adoptado para incentivar la calidad de cada producción. Los espectáculos son sufragados mediante financiación específica aportada por las instituciones públicas.
Cada obra dura alrededor de una hora, tiempo límite para captar la atención infantil y dejar un buen sabor de boca. Incluyen los elementos esenciales del género y las entradas cuestan 12 euros, el precio más bajo que se ha podido establecer. "El 99% del elenco de El flautista está formado, además, por grandes profesionales locales", añade Roncal. "No sólo creamos ópera de calidad para los más jóvenes, sino que la hacemos promocionando a excelentes profesores, compositores, cantantes, iluminadores, escenógrafos y maquilladores de la región aprovechando al máximo los recursos humanos de que disponemos".
Prácticamente todas las revistas especializadas de música española como Scherzo, Audio clásica, Ópera actual o Doce notas han dedicado a la asociación artículos elogiando su trabajo, en una línea que ya dibujan Teatro Real de Madrid o el Liceu barcelonés con montajes específicos para las familias.
Sus actuales 30 miembros tienen ya nuevos proyectos como la dramatización de El amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, aleluya erótica en cuatro actos escrita por Federico García Lorca, a la que pondrá música el director de orquesta Vicent Egea. La primera ópera compuesta por Jesús María Echeverría, así como un trabajo de composición de David Johnstone o la coproducción internacional de El cascanueces junto al conjunto alemán Concerto Munchen. Con ellas, la ópera deja de oler a naftalina y niños y jóvenes salen tarareando las melodías renovadas de un género que quiere ser eterno.
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