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Reportaje:BALONCESTO | Liga ACB

Una revelación de familia

Rudy Fernández triunfa a sus 18 años en el Joventut siguiendo la estela de su hermana Marta, internacional y figura en el Ros Casares

Robert Álvarez

Hijo de dos ex jugadores del Joventut, Maite y Rodolfo, Rudy Fernández (Palma de Mallorca, 1985) aprendió a caminar en una pista de baloncesto, en Llucmajor, durante el descanso de un partido. Creció hasta 195 centímetros, casi siempre con una pelota en las manos, mientras veía cómo su hermana Marta, cuatro años mayor, se consagraba como una de las mejores jugadoras de la selección española. Hoy, a sus 18 años, Rudy se ha convertido en la gran revelación del baloncesto nacional.

Buena prueba de sus progresos es que se ha consolidado como titular en el DKV Joventut y que empieza a ocupar un espacio preferente en la lista de los jugadores bajo la lupa del seleccionador, Moncho López. "Es un genio, un talento de los que salen muy de vez en cuando", afirma éste; "me impresionó el curso pasado, viéndolo competir en la categoría júnior. Me costaba creer lo que veía por lo superior que era, por su potencial y su talento y por su capacidad para hacer tantas cosas. Suponía que, cuando llegase al profesionalismo, podría convertirse en una estrella. Está en un entorno adecuado y en unas manos adecuadas, las de Aíto [García Reneses], que le está exigiendo, sin regalarle nada, dándole responsabilidad y mejorando en facetas que hasta para los que le admiramos eran carencias; el trabajo defensivo es el más evidente". El músculo es otra de las limitaciones de alguien tan espigado como liviano. "Le falta cuerpo para ser más efectivo en los bloqueos, pero no se arruga y es capaz de taponar", opina su padre, muy crítico con sus hijos: "Todavía no está explotada su calidad en el ataque".

"Es un genio, un talento de los que salen muy de vez en cuando", afirma López, el seleccionador

Alero inteligente, Rudy siempre se ha distinguido por una gran capacidad anotadora a través del lanzamiento desde larga distancia, de sus magníficos porcentajes en los tiros libres y de su habilidad en las penetraciones a canasta. Durante las últimas semanas ha destacado también por otros aspectos, como sus rebotes, sus asistencias y sus recuperaciones de balones, los que le permitieron obtener la mejor estadística de un español en la 14ª jornada pese a que sólo lanzó tres veces a canasta y anotó 8 puntos.

Rudy destacó desde niño por su tremenda capacidad para encestar y golear. Cuando tenía ocho años, y dado que en Baleares, a esa edad, no podían federarse los baloncestistas, militó dos años en un equipo de fútbol-7. Con él fue pichichi y ganó la final territorial tras eliminar al Mallorca. Directivos de este club intentaron ficharle. Fue en vano. "No sabe lo lejos que puede llegar este chaval", le recriminaron a su padre.

Pero Rudy prefería jugar al baloncesto. Su ascenso en el San José Obrero, mallorquín, fue imparable y su estela muy fácil de seguir. Detrás de una anotación de 30 puntos siempre aparecía su nombre. A los 13 años le fichó el Joventut. Su padre continuaba en Palma por su trabajo como ingeniero. Vivió durante el primer año en Badalona en el piso del entonces responsable de la cantera verdinegra, Miquel Nolis, y más tarde en casa de sus abuelos hasta que sus padres regresaron a la ciudad. Con la selección cadete fue medallista de bronce en 2001 y con la júnior de plata en el Campeonato del Mundo oficioso de Mannheim un año después, cuando en algún periódico se le bautizó como el nuevo LeBron James. En la pasada temporada ascendió al primer equipo del Joventut, en el que había debutado testimonialmente en la Liga ACB, jugando unos segundos, en abril de 2002 contra el Madrid.

Fue una época especialmente complicada para él. Jugaba con el segundo conjunto en la Liga EBA y se entrenaba con el primero, con el que no actuó apenas. Tuvo que posponer sus estudios en el INEF. Y pasó por momentos de duda en los que barajó varias ofertas, algunas de clubes extranjeros, y por él preguntaron siete de los mejores agentes de la NBA. Sin embargo, decidió continuar con los verdinegros y ahora le va viento en popa. Se ha hecho un hueco en el quinteto titular, renovó su contrato hasta 2008 y asombró ya con 23 puntos y capturar siete rebotes en la segunda jornada, ante el Fuenlabrada.

El debate se centra en saber si la familia Fernández estará representada en los próximos Juegos Olímpicos de Atenas por partida doble. Marta es una asidua en la selección femenina y fue la máxima encestadora en el partido que le dio a España el bronce en el Campeonato de Europa y el pasaporte olímpico. Mantiene registros excelentes en el Ros Casares y marcó un hito en noviembre: 42 puntos (11 de 16 de dos, dos de tres triples y 14 de 15 tiros libres), además de siete rebotes y cuatro asistencias, con los que ayudó al triunfo de su equipo sobre su gran rival, el Universitari Barça (83-91).

López deja planear la duda en torno a la presencia de Rudy en la selección que disputará los Juegos: "Cuando llegue a la absoluta, será un jugador importante, como pudo ser Grimau el pasado verano. Pero no sé... El gabinete técnico de la federación tendrá mucho que decir sobre si es conveniente que vaya o no a Atenas y también habrá que escuchar su opinión y la de su club. Ahora creo que debería jugar el Europeo sub 20 [del 7 de julio al 2 de agosto]. Le haremos mejor jugador. Pero, si llegado el momento es tan evidente [su progresióm], habrá que planteárselo".

Rudy Fernández.
Rudy Fernández.RODOLFO MOLINA

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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