Por fin, el Hipódromo para Madrid
Después de siete largos años de abandono e incertidumbre, por fin se ha encontrado la fórmula para recuperar una de las instalaciones deportivas más emblemáticas de Madrid, cuyo deterioro empezaba a ser algo más que preocupante.
Las carreras de caballos son un espectáculo único, vibrante y de una extraordinaria belleza y plasticidad, en el que se conjugan a la perfección la fuerza, la técnica y la armonía.
Nuestra ciudad va a tener, de nuevo, un recinto para disfrutar de ésta singular actividad deportiva, en unas instalaciones que, debidamente acondicionadas, pueden añadirle muchos enteros a las ofertas existentes de ocio y entretenimiento.
Si las expectativas no se ven defraudadas, el Hipódromo de la Zarzuela puede convertirse en uno de los principales atractivos lúdicos de Madrid.
Por ello hay que felicitar a los responsables políticos que han hecho posible la salida del túnel y animar a los nuevos gestores para que desarrollen su trabajo con la máxima ilusión, en la confianza de que los madrileños sabremos corresponder como se merece a un proyecto casi tan complicado como atractivo.
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