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Reportaje:FÚTBOL | Decimosexta jornada de Liga, un reencuentro polémico

El picante duelo de los '23'

Beckham se reencontrará el domingo con Duscher, que hace 20 meses en Manchester le lesionó de gravedad

Xosé Hermida

Asediaron su casa con un pelotón de paparazzis salidos de las peores cloacas del amarillismo británico. Hasta hubo quien buceó en su ascendencia austriaca para inventarse que provenía de una familia de nazis. Durante unos días de la primavera de 2002, la vida de Aldo Pedro Duscher fue lo más parecido a una pesadilla. Los tabloides del Reino Unido le designaron como villano del momento y enviaron a Galicia a sus sabuesos para perseguirle sin descanso. Duscher había atentado contra una sacra institución británica jugando en el estadio del Manchester United. El centrocampista argentino del Deportivo no supo controlar su ardor, se tiró al césped con los dos pies por delante para cortar un balón y en la maniobra arrolló ni más ni menos que a David Beckham, lesionado de gravedad a tres meses del Mundial.

Finalmente Beckham pudo disputar el Campeonato del Mundo, y Duscher volvió a ser ese chico retraído, de hablar muy bajo y de escasas palabras, que desde hace tres temporadas intenta hacerse notar en el Deportivo luchando contra la sombra legendaria de Mauro Silva. Pero el último verano, cuando el spice boy irrumpió en Madrid, los escrutadores de las señales del destino ya intuyeron que ambos polos seguían atrayéndose. Beckham, sin que se sepa muy bien por qué, escogió el dorsal 23, el mismo que lleva Duscher, en su caso por una razón más fácil de explicar: las dos cifras suman 5, un número casi místico para los medios centros argentinos. Cuando Mauro Silva recibió la jornada anterior una tarjeta amarilla que le acarreaba un partido de suspensión, el reencuentro de los 23 quedó servido. Veinte meses después, Duscher y Beckham volverán a verse el domingo en el Bernabéu. Esta vez, más cara a cara que nunca, con ambos ocupando el eje de sus respectivos equipos.

El incidente de Old Trafford puso a Duscher en el centro de los focos por primera vez desde su llegada a España. Una situación muy incómoda para él, prototipo del carácter sigiloso de las gentes de la Patagonia. Duscher nació hace 24 años en una aldea cerca de Esquel, en los helados y desérticos parajes de los confines meridionales de Argentina. Allí, cuando tenía 14 años, le descubrió Claudio Vivas, en la actualidad segundo técnico de la selección nacional y entonces ojeador del Newell's Old Boys de Rosario. Con su padre se marchó a la ciudad norteña para hacer una prueba junto a otros 80 chicos de todo el país. Veinte minutos bastaron para convencer a los técnicos del Newell's. Su carrera fue meteórica. Debutó en Primera División con 17 años y en seis meses dio el salto a Europa. Le fichó el Sporting de Lisboa, que dos temporadas después le traspasaría al Deportivo.

Hay otro rasgo que emparenta a Duscher con Beckham. Hasta su llegada a A Coruña, el argentino solía jugar, como el inglés, de centrocampista diestro. Javier Irureta le convirtió en volante defensivo para usarle de recambio de Mauro. Así ha seguido hasta hoy, siempre con buenas prestaciones, pero condenado al papel de cubrir las ausencias de la leyenda que tiene por delante. Como medio de cierre ha tenido que reprimir los impulsos ofensivos que prodigaba en su etapa anterior. Pero tampoco le ha ido mal. Jugando en ese puesto ha debutado en la selección argentina, en cuyas categorías inferiores había brillado a las órdenes de José Pekerman, actual entrenador del Leganés. Al final, hasta le ha cogido gusto al medio centro, el nuevo puesto de Beckham.

Entre los dos, el asunto ya quedó resuelto el año pasado con una conversación telefónica. Duscher no quiere ni revivir aquellos días. "Está todo olvidado", se limitó a contestar ayer. "Sólo pienso en que será un partido muy lindo para jugar". También para Beckham, si la patada en el tobillo que le dio ayer en el entrenamiento el gallego Rubén no se lo impide.

Beckham, retirado en camilla tras la entrada de Duscher el 10 de abril de 2002.
Beckham, retirado en camilla tras la entrada de Duscher el 10 de abril de 2002.REUTERS

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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