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Los beneficios de Aguas de Valencia crecen un 70% un año después del despido de Hernández

El nuevo director recupera el equipo de Aguirre, recorta gastos y evita dispersar el negocio

Aguas de Valencia cerrará 2003 con unos beneficios ordinarios de 7,6 millones de euros, cifra que supone una mejora del 70% respecto a los resultados obtenidos en 2002 y que pone de manifiesto las deficiencias en la gestión de la compañía que desembocaron en los despidos de Aurelio Hernández y Francisco Pontes, consejero delegado y director general, quienes accedieron a sus cargos en virtud de sus vinculaciones políticas en vísperas de la adjudicación del contrato de suministro de agua potable a la ciudad de Valencia, que la empresa renovó en 2001 por cincuenta años.

El consejo de Aguas de Valencia desposeyó por unanimidad a Aurelio Hernández de sus poderes delegados en la compañía el 28 de noviembre de 2002. La caída del alcalde de Cárcer y vocal del PP en el consejo de Ràdio Televisió Valenciana arrastró a Francisco Pontes, director general.

Alberto Alonso, que ocupó poco después la dirección general de Aguas de Valencia, comentó ayer con un grupo de periodistas la "racionalización del gasto" que acometió desde que llegó a la empresa hace un año acompañado únicamente por un nuevo responsable de auditoría interna.

Alonso evitó cualquier alusión a los problemas políticos o societarios que precedieron su fichaje, pero trazó sus prioridades con claridad. Una de las primeras decisiones que adoptó, "muy bien recibida", fue rescatar al equipo de Álvaro Aguirre, director de la compañía hasta la llegada de Aurelio Hernández, al frente de la gestión de la compañía.

Aguas de Valencia también ha acometido una racionalización de sus gastos, un proceso que ha llevado aparejado un elevado número de despidos en la cúpula de la sociedad, aunque la plantilla neta se mantiene en torno a los 1.500 empleados como resultado de nuevas contrataciones en la gestión del agua potable de la ciudad de Teruel o la depuradora de Quart.

El consejo ha aprobado por unanimidad el plan estratégico trazado por Alonso, cuya prioridad es concentrar el esfuerzo de la compañía en la gestión del ciclo integral del agua, desde el suministro de agua potable al tratamiento de aguas residuales.

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Aguas de Valencia es la cuarta empresa española en gestión del suministro por detrás de Aguas de Barcelona, Fomento de Construcciones y Contratas y el Canal de Isabel II, empresa pública de la Comunidad de Madrid. El servicio de suministro, además, es un negocio "maduro", en palabras de Alonso, que plantea una estrategia de expansión territorial hacia ciudades próximas de otras comunidades en sociedad con empresas regionales de tamaño medio. "Una gran compañía te vende por cinco kilómetros de metro", ilustró el director.

La "oportunidad de negocio" reside en la vertiente de la depuración porque en España apenas se trata el 56% de las aguas residuales. Aguas de Valencia atesora una experiencia muy valiosa que aspira a rentabilizar a través de inversiones en tecnologías para el tratamiento de fangos, por ejemplo. "El negocio es clarísimo, hasta que se depure el 100% hay mucho camino por recorrer", según Alonso.

"El objetivo es concentrar todo el esfuerzo en la cadena de valor de la compañía", sintetizó el director, y renunciar a una diversificación sin rumbo.

Concursos ruinosos

Alberto Alonso, director general de Aguas de Valencia durante un año, sólo trazó la semblanza de sus inmediatos predecesores en la gestión de la empresa por vía negativa, pero algunas precisiones resultaron rotundas, como "no acudiremos a concursos deficitarios".

Aguas de Valencia se embarcó en una estrategia de crecimiento a través de una diversificación dirigida a la gestión de residuos sólidos urbanos que derivó incluso a los servicios de limpieza de edificios administrativos, un negocio que requiere mano de obra intensiva y choca con la opción por la tecnología en la gestión del agua. Alonso deslizó que la empresa optó a concursos ruinosos para elevar la facturación. También dio por cerrada la aventura americana. Apenas salvó un acuerdo de Aguas de Valencia con Microsoft para vender su tecnología en América. "Si nos ofrecen el suministro de Ciudad de México lo cogeremos, pero no asumiremos el alcantarillado de Acapulco".

Y sugirió que es muy fácil dilapidar los beneficios de un negocio cautivo, como demostró el ejecutivo de General des Eaux que asumió una ambiciosa expansión en medios de comunicación a través de la compra de Vivendi Universal.

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