La reforma olvidada
Me ha llamado mucho la atención que en esta prolongada conmemoración del 25 aniversario de la Constitución no se haya hablado casi nada de la única reforma realizada a dicho texto. Todos recordaremos que para ratificar el Tratado de Maastricht era necesario posibilitar el sufragio pasivo en las elecciones municipales de los nacionales de cualquier país miembro de la Unión Europea. Para ello, hubo que adaptar nuestra Constitución, mediante la reforma de 27 de agosto de 1992 (BOE de 28-8-1992), añadiendo las palabras "y pasivo" al apartado segundo del artículo decimotercero. Fue una reforma que profundizaba la calidad de nuestra democracia y que permitía demostrar que no era imposible modificar una Constitución tan rígida como la española de 1978. Pero lo más llamativo no ha sido sólo el silencio público, sino también que incluso en el texto que hoy se ha distribuido por EL PAÍS no se hace mención alguna a dicha reforma constitucional. Ni siquiera una sola nota a pie de página. ¿Acaso no interesa que se sepa que la Constitución no sólo se puede reformar, sino que ya se hizo en 1992 y además sin crispación?
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