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Reportaje:Apuntes

Otra forma de adquirir experiencia

Las junior empresas españolas forman un selecto club que preside un estudiante de la Jaume I

Acercar el mundo empresarial al mundo universitario. Ese es el principal objetivo de las Junior Empresa, asociaciones creadas y formadas por estudiantes para poner en práctica los conocimientos teóricos que adquieren en las aulas. Las junior, que surgieron en Francia al borde la revolución estudiantil del 68, son asociaciones sin ánimo de lucro que realizan proyectos para empresas, públicas o privadas, con el fin de que sus integrantes recopilen la experiencia complementaria necesaria antes de su posterior ingreso en el mercado laboral. La diferencia con otros proyectos semejantes radica en que, en este caso, son los estudiantes quienes han de tomar la iniciativa no sólo para formar su "empresa", sino para sustentarla y hacerla rentable. Todo, a sabiendas de que los beneficios revertirán en la misma asociación. Las asociaciones se engloban en dos grandes grupos: el de las junior comerciales y el de las referentes a ingenierías. Los estudios de mercado son uno de sus "filones", pero también realizan consultorías, formación empresarial, proyectos de ingeniería, arquitectura o informática y estudios estadísticos o de educación, entre otros.

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Carrera meteórica

En España hay alrededor de 5.500 socios en las más de cuarenta Junior Empresa dispersas por las distintas universidades. Las Junior están integradas en federaciones regionales, formadas en las distintas comunidades autónomas, que se aúnan en la Confederación Española de Junior Empresas (CEJE). Desde noviembre, un alumno de la Jaume I de Castellón, Mohamed Hayani, preside la Confederación. Hayani, con una trayectoria meteórica, presentó un amplio y detallado programa en su candidatura a la presidencia y llegó a un cargo que sólo ocupará durante un año. En este tiempo, él y su equipo se han marcado múltiples retos con cuatro pilares fundamentales: la promoción, la cooperación, la gestión del conocimiento y la calidad.

Mohamed Hayani tiene claro que el conocimiento es su base principal y, por ello, ha propuesto la creación de una plataforma digital a través de la que todas las junior puedan poner en común no sólo el conocimiento sino también sus experiencias. "Cuando uno es bueno en algo, los demás lo podemos aprovechar", señala. Este intercambio es extensible al resto de Europa, donde estas asociaciones funcionan desde los años 70. Alemania y Francia cuentan con los colectivos más punteros y es en sus universidades donde la Ceje fijará la vista. "Aportan muchos conocimientos y hacen que el intercambio de impresiones sea realmente útil", mantiene Hayani, mientras asegura que los problemas a los que han de enfrentarse tanto dentro como fuera de España son "prácticamente los mismos". El dinero, el presupuesto, la financiación de estas empresas es uno de esos problemas. Las universidades aportan el lugar físico en el que ubicarlas, el mobiliario y algunos gastos, el Instituto de la Juventud concede una subvención a la CEJE, que también cuenta con un gran patrocinador, y cada socio ha de pagar una cuota, pero cada junior ha buscarse sus ingresos. Por eso, la promoción de las propias empresas es fundamental para su funcionamiento. En este ámbito se enmarca la búsqueda de patrocinadores aunque también la idea de incrementar la comunicación entre los integrantes de la CEJE, así como de sus eventos.

Como no podía ser de otra forma al hablar de una empresa, las junior también han fijado la calidad entre sus objetivos. Empezando por la confederación, el reto está en la implantación de un sistema que sirva de ejemplo a las federaciones hasta conseguir la certificación, tal como persiguen las "verdaderas" empresas. Las asociaciones cuentan además con la garantía de calidad que da el soporte institucional que supone cada universidad y las auditorías a las que se someten periódicamente.

Entre las ventajas que ellos mismo esgrimen en sus ofertas está el compromiso, "que lleva implícito el entusiasmo"; la eficiencia, dada la capacidad de los futuros profesionales; la flexibilidad, en contra de la rigidez de algunas empresas; y, sobre todo, sus precios competitivos, ya que los gastos fijos son menores. En cualquier caso, es que el proceso hasta llegar a ser una junior empresa no es sencillo ni fácil, hecho que refleja la "seriedad" con la que los socios se toman sus iniciativas. Los alumnos han de crear, primero, la asociación y, con seis meses en funcionamiento y tres proyectos realizados (de los que dos han de ser externos a la universidad), pueden ser aceptadas como "aspirante". Actualmente existen alrededor de una decena de "aspirantes" a ser junior empresa, de las que dos se encuentran en las Comunidad Valenciana.

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La federación valenciana concentra cuatro junior empresas y no tiene grandes distinciones respecto a las otras autonomías. Destacan las federaciones murciana y vasca por un mayor número de asociaciones pero, según Hayani, "depende mucho del apoyo que se encuentre en la universidad". La Universidad Politécnica de Valencia, la Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing y la Universidad Jaume I de Castellón son los únicos centros valencianos en los que se han creado juniors. El cuarto integrante es una asociación creada en la Universidad de Las Palmas que, al ser única en su comunidad, no puede formar federación y se ha adscrito a la valenciana. El presidente de la Ceje tampoco encuentra grandes diferencias entre unas federaciones y otras aunque sí admite que algunas destacan por su dinamismo. "La valenciana funciona bien, son bastantes socios, tiene proyectos y se reúnen periódicamente", asegura, sin querer entrar a valorar a cuatro de las cuarenta y dos empresas que hoy están bajo su mandato.

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