Seguros a la carta
Las compañías españolas comercializan productos muy específicos para riesgos de colectivos muy concretos
Acompañan a los satélites hasta la estratosfera o a los empresarios en su lucha contra empleados infieles. Las aseguradoras diseñan productos para colectivos específicos, que cubren desde riesgos personales como el infarto o el derrame cerebral hasta la pérdida o deterioro de bienes tan inusuales como el globo aerostático. Pólizas a la carta diseñadas a medida de nuevos y sofisticados clientes.
El sexo o la condición de fumador del usuario constituyen elementos que motivan la existencia de productos a medida del asegurado
Una serpiente se escapa del terrario y se lía a morder todo lo que encuentra a su paso. Un empleado comete todo tipo de estafas, amparado en la falta de control que existe en su empresa. Un directivo vive en un permanente riesgo de sufrir un ataque de estrés y ser víctima de un infarto o una embolia. Tres situaciones que no despiertan el diseño y comercialización masiva de seguros por parte de las compañías españolas, pero que han motivado la aparición de pólizas específicas para la protección de estos colectivos.
El diseño de seguros afronta no sólo las pólizas de masas, al estilo de las que amparan los riesgos personales de vida o accidentes, o los materiales del hogar. Por reducidos que sean los colectivos a los que se apliquen, por extravagante que pueda resultar el objeto de la protección o por rocambolescos que parezcan los bienes que cubren, los seguros a la carta obedecen siempre una motivación, la prevención de riesgos muy concretos.
El mercado español ofrece ejemplos de seguros muy específicos. En algunas ocasiones, el elemento diferenciador de estas pólizas reside en una característica tan simple como el género del tomador. Vitalicio Seguros comercializa una póliza para mujeres de 25 a 45 años cuyas familias dependen económicamente de los ingresos de estas potenciales clientas. El objetivo de la póliza es legar a los descendientes un capital que garantice la cobertura del presupuesto doméstico (colegios o alimentos) para el caso de que la tomadora del seguro fallezca o sufra una invalidez.
Una muestra más del creciente interés de las instituciones financieras por la creación de productos específicos para las mujeres. En otros supuestos, los seguros a la carta toman como referencia cualidades habituales como el uso del tabaco. Imperio Seguros vende una póliza que distingue entre fumadores y no fumadores. Estos últimos pueden beneficiarse de un descuento de hasta el 30% en la prima, debido al elevado riesgo para la vida que comporta este vicio cada vez más reprobado.
La singularidad de determinadas ocupaciones constituye el germen del nacimiento de nuevos seguros. Wintertur Salud dispone de un seguro que cubre no sólo las contingencias habituales de salud, al igual que otras aseguradoras, sino que proporciona cobertura en cuestiones tan singulares como el infarto de miocardio o el derrame cerebral. "Una póliza a caballo entre el ramo de vida y el de accidentes, pero que incorpora las coberturas a las enfermedades producidas por el estrés y el frenético ritmo de viajes propias de quienes se encuentran al frente de las empresas", asegura Alberto Sarrá, director general de Winterthur Salud.
Cualquier contingencia de riesgos puede contar con una aseguradora dispuesta a proteger al usuario, pero en muchos casos este tipo de pólizas son las auténticas cenicientas del seguro por el gran desconocimiento que existe sobre ellas.
Seguros tan específicos que no pueden permitirse el lujo de contar con campañas publicitarias como las de los seguros de masas. Esta circunstancia constituye un freno al desarrollo de estos productos. "Los empresarios y directivos desconocen en general la existencia de esta póliza", comenta Sarrá, que advierte de que, a pesar de luchar contra el desconocimiento del público, 4.300 personas han contratado ya este seguro.
Empleados infieles
La singularidad de determinados contratos de seguros a la carta no impide que puedan contar con una demanda cada vez más creciente. Es el caso de una póliza que cubre los quebrantos producidos por trabajadores infieles. La Corporación Chubb, con sede en Nueva York, ofrece este producto en todo el mundo y también en España.
Esta póliza proporciona cobertura frente a las pérdidas que puedan ocasionar los actos fraudulentos de un empleado, actúe solo o acompañado, siempre que exista intención de producir un daño a la entidad o de beneficiarse de modo indebido. Este último supuesto corresponde al 90% de los casos registrados. Se trata de un seguro muy solicitado por las entidades financieras, porque, en la mayoría de las ocasiones, el empleado infiel siempre tiende a reincidir cuando se da cuenta de que nadie controla la situación en la empresa, lo que produce un grave quebranto en las cuentas de la sociedad.
"La comercialización de este tipo de pólizas es relativamente reciente, ya que se inició en los años ochenta. Los principales clientes son las entidades bancarias, donde el uso de este seguro está muy extendido", indica Jorge Chao, director del departamento de Líneas Financieras de Chubb.
Las compañías aseguradoras ofrecen cobertura a riesgos de tan necesaria "cobertura" como los que se producen en la navegación aérea no convencional. La Mutua FIATC comercializa una póliza para cobertura de globos aerostáticos.
Globos y satélites
Y no sólo en la atmósfera, porque casi "la totalidad de los satélites que se lanzan al espacio suscriben pólizas de seguros que permitan recuperar las inversiones, o parte de las mismas, en caso de fallos. El mayor riesgo de que se produzcan éstos permanece en la fase de lanzamiento", se indica en Hispasat, el operador español de telecomunicaciones por satélite.
Los animales de compañía constituyen uno de los riesgos que despiertan mayor interés entre los diseñadores de productos de seguros. Así sucede con los exóticos (Mapfre Agropecuaria) o los caballos (Mutua FIATC). El deporte rivaliza fuerte a la hora de alumbrar productos, y el más típico es el de los seguros para ciclistas (Winterthur o Tips).
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