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Reportaje:

Una enmienda valenciana a la Constitución

Un diputado y un senador liberales trataron de equiparar sin éxito el País Valenciano a las nacionalidades históricas

Miquel Alberola

Uno de los rasgos que más iba a singularizar la Constitución española de 1978 frente a las que la precedieron es, sin duda, su Título VIII, que desarrollaba y reglamentaba el derecho a la autonomía reconocido en su artículo 2. Fue entonces el más controvertido y lo es también ahora, 25 años después de su aprobación en el Congreso de los Diputados y su refrendo en las urnas. El Estado centralista daba paso a una organización territorial autonómica que ya había asumida en la reforma pactada en 1977. Tras haber sido confrontadas una gran diversidad de propuestas, acabó imponiéndose en la comisión redactora el modelo de Estado integrado por comunidades autónomas que no reconocía privilegios frente al resto de las nacionalidades que ya hubiesen plebiscitado estatutos de autonomía durante la II República. En cambio las reconocía como históricas y les reservaba en la Disposición Transitoria Segunda una vía de acceso rápida, la del artículo 151.

Los representantes valencianos de UCD, AP, PSOE y PCE votaron en contra
Tierno Galván cedió a Burguera el turno del Grupo Mixto para que explicara su propuesta

Con esa resolución, sólo Cataluña, el País Vasco y Galicia podían iniciar su travesía con sólo solicitarlo sus órganos preautonómicos por mayoría absoluta. El País Valenciano quedaba relegado a la vía de acceso del artículo 143, con un proceso retardado, que no otorgaba las máximas competencias y que además exigía la complicidad de las dos terceras partes de los municipios. A principios de octubre de 1978, todos los partidos parlamentarios y buena parte de los extraparlamentarios firmaron en el Palau de la Generalitat el Compromís Autonòmic, en el que se hacía una apuesta en común para alcanzar el autogobierno a través del artículo 151 de la Constitución y evitar la dilación de un mínimo de cinco años impuesta por el texto para poder asumir las competencias exclusivas del Estado. Pese a ello, y a otros esfuerzos desesperados que siguieron, esa vía ya se había cerrado para los valencianos desde muy arriba.

El entonces diputado Francesc de Paula Burguera acababa de dejar la disciplina de UCD en el mes de julio. Su sensibilidad nacionalista era cada día más incompatible con la de los dirigentes valencianos de la coalición, Fernando Abril Martorell y Manuel Broseta. Además, UCD había decidido dar el paso de convertirse en un partido y exigía a todos los partidos que se habían aglutinado bajo sus siglas que se disolviesen. Burguera, que militaba en el Partido Demócrata Liberal del País Valenciano (PDLPV), no era partidario de que los liberales quedasen sin identidad y subsumidos en UCD, así que se pasó al Grupo Mixto. Una vez el texto de la Constitución dejó las comisiones y llegó al Congreso, Burguera presentó una enmienda a la Disposición Transitoria Segunda, preparada por Lluís Aguiló, Vicent Franch y Manuel Martínez Sospedra, según revelan Benito Sanz y Josep Maria Felip en el primer volumen de Política y políticos valencianos. El estatuto valenciano se había quedado en puertas de ser tratado por el último gobierno de la República y quedaba relegado, como autonomía de vía estrecha, a la ruta acceso del artículo 143. Sin embargo, en ese momento el entusiasmo que se vivía en las calles por la llegada de la autonomía no era menos efervescente que el de alguna de estas nacionalidades etiquetadas de históricas. En Valencia se habían producido multitudinarias manifestaciones reclamando el autogobierno, lo que suponía un espaldarazo moral para estar en primera línea de salida. La enmienda pretendía que a las comunidades que ya hubiesen gozado de un estatuto de autonomía se pudieran unir aquéllas que hubiesen perdido los fueros por derecho de conquista, como había sido el caso del Reino de Valencia, que en 1707, como consecuencia de la victoria de Felipe V en la guerra de Sucesión, le fueron aplicados los Decretos de Nueva Planta aplastando su régimen foral. A Burguera sólo le quedaba un recurso: el Grupo Mixto, pero UCD ya contaba con ello. El Grupo Mixto sólo tenía derecho a una explicación de voto y era poco probable que Burguera lograse imponerse sobre los demás miembros, entre los que se encontraba el que luego sería alcalde de Madrid, el líder del Partido Socialista Popular, Enrique Tierno Galván. Aún así, Burguera logró hacer una explicación de voto de la enmienda porque Tierno Galván aceptó que consumiera el turno de los miembros del Grupo.

El primero en oponérsele fue Abril Martorell. Le contestó que lo que él pretendía era "volver dos siglos atrás". Entonces Burguera, en su derecho a réplica, dijo que en esa misma Guerra de Sucesión, que había tenido lugar "dos siglos atrás", España había perdido Gibraltar y todavía estaba pidiendo a Inglaterra su devolución. Después, el portavoz de Alianza Popular, Manuel Fraga Iribarne, lamentó que Burguera hubiese establecido ese parangón y exclamó: "¡Suerte que no estaba aquí el embajador inglés!". La enmienda fue rechazada y la Disposición Transitoria Segunda recibió el apoyo de los diputados valencianos de UCD, AP, PSOE, PCE y la Candidatura Indepediente de Centro. Cuando la Constitución llegó a la Cámara Alta, el senador de UCD José Antonio Noguera de Roig, actual Síndic de Comtes y entonces militante del PDLPV, volvió a plantearla ante la Comisión Constitucional del Senado con idéntica suerte. Aunque por motivos de enfermedad Noguera no ha querido reconstruir el episodio, según Burguera "fue presionado por los capitostes de la UCD valenciana para que retirara la enmienda y no llegara al pleno". Los valencianos esperaríamos cinco años más para recuperar el autogobierno.

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Dos 'supervivientes'

La mayoría de diputados valencianos elegidos en las primeras elecciones democráticas tras la dictadura del general Franco, que fueron los que votaron la Constitución, han sido devastados. La biología, el calendario o la dinámica carnívora que alimenta a los partidos han dado cuenta de ellos. En aquellas elecciones generales celebradas el 15 de junio de 1977, el PSOE obtuvo 13 diputados en las tres circunscripciones valencianas. UCD logró 11 escaños. El PCE-Partit Comunista del País Valencià, dos. Por debajo, Alianza Popular obtuvo un solo diputado: Alberto Jarabo Payá. Asimismo, el Partido Socialista Popular-Unidad Socialista consiguió un escaño, el que ocupó el difunto Manuel Sánchez Ayuso. Y uno también alcanzó la Candidatura Independiente de Centro: el de José Miguel Ortí Bordás. En cuanto al Senado, UCD, PSOE, PCE y PSP-US se repartieron 3, 8, 1 y 1 escaños. De aquella nómina son varios los que han muerto, como los socialistas Joaquín Andugar, Joaquín Ruiz Mendoza, Enrique Bisbal, Manuel Santolaya, Justo Martínez y Salvador Moragues. También desaparecieron los ucedistas Emilio Attard, Josep Lluís Barceló y Joaquín Muñoz Peirats, así como la comunista Pilar Brabo. El resto ha sido barrido de las primeras filas, y sólo dos de ellos continúan ocupando escaño: el entonces ucedista Luis Gamir, que en la actualidad es diputado del PP en el Congreso por Murcia, y Antonio García Miralles, que es senador socialista por Alicante.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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