La 'élite tecnológica' y los demás
UNA TERCERA PARTE de los estadounidenses componen una llamada "élite tecnológica", la minoría activa que adopta primero los nuevos productos, los utiliza más activamente, gasta más dinero para conseguirlos y no podría vivir sin ellos. Un estudio publicado el 24 de noviembre por la institución Pew Internet & American Life Project permite entender por dónde pasa la línea que separa a los "conectados" de los demás.
Las demarcaciones más claras se dan en función de las respuestas dadas a las cuatro preguntas siguientes: ¿Ha cambiado de proveedor de acceso? ¿Ha cambiado la página principal que le da dicho proveedor? ¿Qué lamentaría más perder: ordenador, acceso a la Red, teléfono móvil, televisión, periódicos o revistas? ¿Ha pagado alguna vez para obtener contenidos en línea?
El 31%, llamados 'tecno buza', tendrían dificultad para renunciar al ordenador y a la Red. El resto, 69%, sufrirían si se quedaran sin televisión
El informe 'Consumo de bienes y servicios de información en los EE UU' divide a los internautas en función del material que poseen y de la forma en que lo utilizan
A partir de una encuesta de octubre del 2002, el informe titulado Consumo de bienes y servicios de información en los EE UU divide a los internautas en función del material que poseen y de la forma en que lo utilizan.
La tercera parte más avanzada (31%), calificada como "tecno buza" incluye a tres grupos: la "joven élite tecnológica" (media de 22 años, hombres, 6% del total). La sigue la "generación X" (36 años, equilibrados por géneros, 18% del total) y los "hijos del Baby Boom" (52 años, hombres, 6% del total) quienes usan la tecnología profesionalmente. Hay que agregar un 1% de "viejos hombres conectados" (70 años) con más de 10 años de experiencia en la materia. Este grupo constituye, según los autores del informe, la "clase creadora" compuesta de ingenieros, arquitectos, escritores y músicos.
Frente a ellos, el 69% de los estadounidenses tienen una relación distante con las tecnologías de la información. Los menos conectados incluyen a los "jóvenes casados" (15%, 24 años) tan absortos por sus deberes familiares que el mundo virtual sólo existe de manera marginal para ellos. El grupo menos conectado (16% de la población) está compuesto por personas mayores (media de 73 años) en su mayoría mujeres.
Malas noticias para los medios tradicionales: los más conectados renunciarían con mayor dificultad a su computadora (74%), a la Red (68%), al celular (58%) y al email (57%) que a la televisión (48%), al periódico (12%) o a las revistas (10%). A la inversa, los menos conectados temen más perder acceso a la tele (63%) que a su móvil (31%), Internet (22%) y el email (23%). "Para algunos de los usuarios más entusiastas de la tecnología, la línea telefónica alámbrica podría seguir el mismo camino que la radio de transistor" aseveró John Horrigan, responsable del informe. Casi una décima parte de ellos ya renunció a su línea clásica (3% de los estadounidenses). Por primera vez el número de líneas telefónicas fijas empieza a disminuir.
Una de las diferencias más marcadas entre la joven élite tecno y los demás es que las dos terceras partes de ese grupo ya han cambiado de proveedor de acceso o están dispuestos a hacerlo. El doble de los demás. La misma proporción ya ha cambiado la página principal que les da su ISP mientras apenas una tercera parte del resto ya lo han hecho. Los más conectados consumen mucha información, apenas un 13% declara temer su exceso. Están dos veces más dispuestos a pagar para el contenido en línea (texto, video, música) que los demás.
Quienes nacieron con la Red la usan de manera más interactiva que los mayores: bajan música, crean contenido, envían video clips, chatean.
Otro informe publicado por la misma institución en abril mostró que un 24% de los estadounidenses viven completamente fuera de Internet. Más interesante todavía, el 17% de la población renunció después de haber probado (apenas eran 13% en el 2000). Más de la mitad (52%) dicen que no les interesa o que no la necesitan mientras un 43% aluden a miedos que van desde la pornografía hasta el fraude y el robo de datos bancarios. Alrededor de un 30% dicen que no tiene tiempo o que les parece complicado. Un 11% no tiene ordenador.
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