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El 25º aniversario

Francesc de Carreras

José María Gil-Robles, el antiguo dirigente de la CEDA, explicaba en los años de la transición política que en tiempos de la II República, los diputados de derechas y de izquierdas no se saludaban ni cruzaban palabra alguna entre sí. El antagonismo político afectaba a la relación personal hasta tal punto que una conversación entre ellos constituía traición a sus ideas e intereses respectivos. Considerar al adversario como enemigo no sólo es el reflejo de unas relaciones contrarias a la convivencia democrática, sino semilla de guerra civil. Así comenzó y acabó todo aquello.

Los inicios de la actual democracia española fueron todo lo contrario. En la sesión inaugural de las primeras Cortes democráticas, tras las elecciones del 15 de junio de 1977, recuerdo con emoción el momento en que el Rey, sin obligación protocolaria alguna, se acercó a saludar a la diputada Dolores Ibarruri, más conocida como Pasionaria, que pocas semanas antes había regresado de Moscú. El gesto era todo un símbolo de la reconciliación nacional. Un nieto del último rey de España, que murió en el exilio, tenía la deferencia de rendir homenaje a la dirigente comunista que, por ser fiel a unas ideas totalmente contrapuestas, había pasado la mayor parte de su vida también en el exilio. El histórico trauma de las dos Españas, aquéllas que habían helado tantos corazones, comenzaba a resolverse: llegaban los buenos tiempos del deshielo, los tiempos de la España constitucional.

El seguramente espontáneo gesto del Rey, correspondido por la amable sonrisa de la anciana comunista, era, además de un símbolo, un ejemplo para todos, para derechas e izquierdas. La democracia es, en definitiva, la extensión a toda la sociedad de las normas de buena educación. En efecto, aquellos fueron tiempos muy distintos a los de la II República. Contribuyeron a ello los diputados de todos los partidos: se saludaban con afecto, tomaban café, almorzaban juntos. Años más tarde, ya entrada la década de 1980, Santiago Carrillo y Rodolfo Martín Villa, entonces políticos jubilados y acompañados de sus respectivas familias, compartieron algunas semanas de sus vacaciones de verano. Todo un símbolo más del espíritu de la transición.

Pero dicho espíritu no consistió sólo en gestos, aunque éstos fueran importantes, seguramente imprescindibles. El espíritu se concretó en establecer unas nuevas reglas de juego, es decir, de convivencia entre los ciudadanos españoles. Aprobamos una norma suprema, la Constitución, que cerraba un ciclo de la historia de España. Estos días se cumplen 25 años de todo ello y algunos contemplamos aquella época con una mirada nostálgica e inquieta porque los tiempos y el ambiente han cambiado.

No se trata de que todos pensemos lo mismo, adoptemos posturas idénticas y no nos enfrentemos apasionadamente respecto a las soluciones que queremos dar a los problemas de hoy. Todo lo contrario: en una sociedad todavía demasiado desigual es normal que los intereses y las ideas estén enfrentados. Mal iríamos si se impusiera un pensamiento único en la clase política: ésta no sería en absoluto representativa de una sociedad esencialmente plural. Critiquemos y discutamos: en eso consiste la democracia. Pero respetemos las reglas básicas, sobre todo las reglas de procedimiento, y no reduzcamos obsesivamente el debate político a ponerlas obsesivamente en cuestión. Además, y eso es fundamental, nuestros representantes políticos deben tratarse con respeto personal, como suelen hacerlo la mayoría de los ciudadanos en su vida diaria. Si ello falla, pronto su mal ejemplo se trasladará al conjunto de la sociedad y la vida democrática se irá erosionando hasta poner en peligro la convivencia social.

Xabier Arzalluz no puede llamar fascista, sin mirarse al espejo, a todo aquel que no comparta su opinión. El Gobierno de Aznar no puede acordar que sus senadores introduzcan en el Senado un nuevo tipo penal a través de una enmienda a una ley de muy distinta naturaleza. Jordi Pujol, que ha sido presidente de la Generalitat en virtud de la Constitución, debe saber que su presencia en el solemne acto conmemorativo del próximo sábado es inexcusable. Esquerra Republicana no puede proponer un referéndum ilegal para reformar el Estatuto de Cataluña. Estamos jugando con las reglas básicas, no disputando respecto de políticas concretas. Estamos despreciando el supremo texto legal que ha permitido -si exceptuamos la situación vasca- una ejemplar convivencia entre los ciudadanos españoles.

Dentro de este panorama que, sin querer alarmar a nadie, resulta algo desolador, fue reconfortante asistir al acto del pasado lunes en el Ayuntamiento de Barcelona durante el cual se impuso la medalla de oro de la ciudad a Jordi Solé Tura y Miquel Roca Junyent. Sus palabras y las de sus presentadores -Eliseo Aja y Narcís Serra, respectivamente- estuvieron repletas de buen sentido, inteligencia política, altura moral y sentimiento democrático y constitucional. Fue una excelente contribución del Ayuntamiento de Barcelona al 25º aniversario de la Constitución.

Los homenajeados fueron, como es sabido, los dos miembros catalanes de la ponencia parlamentaria que elaboró la Constitución. Con ello bastaba para justificar el homenaje. Pero, además, ambos son personas de un talante que se encuentra a faltar en los políticos de la nueva generación. Son inquietantes las continuas manifestaciones de desprecio, cada vez más frecuentes, por la manera como se hizo en España el tránsito de la dictadura a la democracia. Quizá lo que se necesita es que vuelvan las viejas y educadas formas de aquellos que lucharon, en condiciones difíciles, contra la dictadura. El espíritu antifascista siempre ha creado buenos demócratas. Solé y Roca, desde posiciones políticas y biografías bien distintas, han sido modelos que seguir en ambos aspectos. Tener memoria histórica, de la que hoy todo el mundo alardea, es también recordar aquellos ya viejos tiempos en que todos, pero unos más que otros, hicieron posible que hoy tengamos Constitución.

Francesc de Carreras es catedrático de Derecho Constitucional de la UAB.

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