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Reportaje:

Un velero cultural que zarpa cada día de Lavapiés

El centro La Casa Encendida cumple un año en el barrio castizo donde germinan juventud alternativa e inmigración

En pleno Lavapiés, entre las calles del Amparo y de Valencia sobre la ronda de igual nombre, una nube de toldos de colores recibe al paseante con una policromía que recuerda a la heráldica medieval. Los toldos, al modo de banderolas con atrevidas franjas y arlequinados diseños, cubren buena parte de la fachada de ladrillo claro de un edificio singular. Con tres plantas de generosa amplitud y dos torreones, su hechura muestra un toque neomudéjar, uno de los estilos arquitectónicos más enraizado en Madrid. Es la Casa Encendida, uno de los hogares donde se cuece la vida cultural de la ciudad. Precisamente hoy hace un año, fue inaugurada por los Reyes de España. Festeja esta tarde su primer cumpleaños con una fiesta en su hondo patio cubierto, donde la actriz Najwa Nimri cantará sus últimas canciones tecno, tras escuchar sus invitados el relato de doce meses de actividad incesante por parte de la también actriz Natalie Seseña, que introducirá a Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, la entidad bancaria madrileña que financia la Casa Encendida.

Talleres de cine, literatura y arte, más exposiciones de vanguardia componen su rica programación

Debe su nombre a un poema así titulado de Luis Rosales, en el que el célebre escritor granadino (1910-1992) glosaba un hogar iluminado por el pensamiento y la creación. La Obra Social de Cajamadrid destinó el año pasado siete millones de euros a los emprendimientos culturales de esta institución destinados señaladamente a "atraer la creatividad de los jóvenes, ante los cuales se presenta como lugar de encuentro y de fermentación de vanguardias artísticas, siempre desde una perspectiva formativa", precisa su director José Guirao, almeriense de 44 años y filólogo, que dirige la Casa Encendida desde el arranque mismo del proyecto, hace dos años. "La idea nació con el propósito de reunir en un solo espacio cuatro constelaciones diferentes como la cultura, la solidaridad, la sensibilidad por el medio ambiente y la educación entendida ésta en un sentido formativo no reglado". Tras un año de actividad constante, Guirao expresa una convicción: "Hemos comprobado que los cuatro ámbitos convergen de manera natural en las exposiciones, debates y eventos que hemos organizado aquí".

El recinto está provisto de bibliotecas, mediatecas y hemerotecas de acceso gratuito, al igual que sus talleres y aulas de artes escénicas, plásticas y literarias, con amplias salas de exposiciones. Cuenta con 180 plazas en su auditorio, 75 plazas más de un minicine y un magno patio cubierto, donde hoy se festeja el aniversario, con un aforo de 230 personas sentadas y hasta 450 de pie. Su programación y sus exposiciones compiten ya con las de instituciones culturales de la importancia de la Casa de América, el Círculo de Bellas Artes o el Ateneo de la calle del Prado.

Sobre solares contiguos del que ocupa la Casa Encendida en Lavapiés se alzó en su día la imprenta donde se editaran los Cuentos de Calleja, que cincelaron la infancia de miles de niños y adolescentes de España y de América. "A los niños y a los adolescentes dedicamos parte importante de nuestros esfuerzos, invitándoles a la lectura y a la creación", señala Guirao, gestor cultural que regentara el Centro de Arte Reina Sofía, así como la dirección General de Bellas Artes durante el ministerio de Carmen Alborch.

Con un equipo fijo de 22 personas, programadores y gestores culturales, comunicadores y administrativos en su mayor parte, más el personal de seguridad, mantenimiento y limpieza, la Casa Encendida se despliega en sus dos plantas habitadas y en su sótano en estancias de gran amplitud con una disposición que facilita la circulación interior. "De cada diez visitantes que hemos recibido en este año, ocho tienen estudios universitarios y, también mayoritariamente, cuentan con edades de entre 17 y 30 años", explica José Guirao. "Esto significa que hemos cubierto un espacio generacional que, desde el punto de vista de la cultura contemporánea y de sus lenguajes creativos, se encontraba sin cubrir en Madrid", subraya. "En enero inauguramos un laboratorio multimedia, para que los jóvenes puedan editar aquí sus maquetas, así como un laboratorio radiofónico", anuncia.

¿Cómo ha sido la integración de la Casa Encendida en un barrio tan peculiar como Lavapiés? "Sinceramente, creo que muy satisfactoria, habida cuenta de que aquí coexiste un Madrid castizo con otro habitado por inmigrantes, más los jóvenes alternativos que buscan una ciudad distinta. Todos han hallado aquí un ambiente propio", dice con orgullo el director de la Casa Encendida.

Homenaje al arte y la ciencia de Cajal

Caminar por las salas de la Casa Encendida produce una sensación de jovial y permanente novedad. Así, en su planta sótano se ofrece Nuevas Cartografías de Madrid, un relato social y psicológico, con cine fuerte de Martín Sastre e instalaciones -un tanto autoculposas, como corresponde a la juventud de sus autores- sobre la presencia inmigrante en la ciudad y en las grandes urbes de la Comunidad. Así, en Alcalá de Henares tiene su asiento una importante colonia de nacionales polacos que muestran muy gráficamente aquí sus avances en la integración.Intelectuales vinculados a la juventud, como Belén Gopegui, Pedro Molina Temboury, Ray Loriga, Marta Fernández Muro, Rogelio López Cuenca o Farruquito han protagonizado durante este año seminarios y talleres de creación literaria, cinematográfica o de baile flamenco.

Pero la autoridad que la historia consagra también merece atención y respeto en este recinto cultural madrileño. El entresuelo de la Casa Encendida alberga una exposición impar, Santiago Ramón y Cajal, Ciencia y Arte, que describe con rigor y belleza la vida y la obra del científico español (1852-1934). Posee un contenido documental extraordinario, con escritos, fotografías e innovaciones cromáticas por él realizadas, así como magníficos dibujos suyos en los que recreó minuciosamente la trama orgánica más hondamente humana, el sistema nervioso.

Dos salas exhiben desde su correspondencia con pensadores amigos como Unamuno y Ortega y Gasset, hasta su premio Nobel de 1906 o las muestras de neurotejidos acopiadas por Ramón y Cajal, que la agencia espacial estadounidense, Nasa, envió al espacio en 1999.

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