La reválida de Iniesta

En la espalda llevará el 8 y una mochila invisible de responsabilidad. España debuta hoy (14.45, Localia; en diferido, 22.00) ante Argentina, vigente campeón, en la Copa del Mundo sub 20, en los Emiratos Árabes Unidos, y él, Andrés Iniesta, es la gran referencia del equipo. El nombre del barcelonista tiene, en efecto, más presencia que los de todos sus compañeros juntos.

El seleccionador, Armando Ufarte, no se ha cortado al señalara a Iniesta como el líder "dentro y fuera del campo" y el centrocampista manchego (11 de mayo de 1984; Fuentealbilla, Albacete) lo asume con naturalidad. Desde que triunfó en Brunete, donde se celebra anualmente un campeonato nacional oficioso de las categorías inferiores, Iniesta vive acostumbrado a soportar tantas miradas como expectativas. Le resulta más fácil pensar más rápido que nadie sobre el campo que aprobar la selectividad.

Es probable que la magnitud de lo que se espera de él se le escape. Tal vez prefiera no saber que en los despachos aguardan a su explosión en Dubai para demostrarle a Frank Rijkaard, el entrenador del Barcelona, que se ha equivocado al no apostar por su talento ni cuando Ronaldinho ha sido baja. Sólo por eso, porque le han negado minutos en el inicio de la Liga, aunque brilló durante la segunda parte ante el Villarreal, la cita mundialista debería representar un paso definitivo para dejar de ser considerado una promesa.

Iniesta está llamado, en palabras de Ufarte, a significar lo que Xavi significó para España en la cita de 1999 en Nigeria. El mediocentro se ganó entonces el respeto de todos y la titularidad en el Barça. A su vez, Iniesta ya vive entre los grandes por derecho, sale en las fotos y pelea por el puesto con Gerard, Luis Enrique y el mismísimo Ronaldinho sin desentonar. Por eso Xavi considera que no es comparable la situación: "Él no tiene nada que demostrar, pero yo fui al Mundial como jugador del filial". El de Sabadell no olvida que, al irse, salió del despacho del técnico de la época, Louis van Gaal, con una advertencia retumbando en su cabeza: "De lo que hagas en Nigeria depende que pases al primer equipo".

Xavi cumplió con creces. Es cierto que entonces acumulaba ya 20 partidos liderando al primer equipo debido a las ausencias de Guardiola y Celades, lesionados, y que probablemente el grupo que capitanea Iniesta no tiene el nivel de aquél al que Xavi llevó al título hace cuatro años, pero no es menos cierto que el actual 8 español y sus botas, del número 38, llevan tantos años dando que hablar que va a afrontar un reto personal.

Eso sí, él le resta trascendencia. Como siempre que encara lo que para otro supondría una enorme carga. Será porque un día Guardiola aseguró que, para él, era un orgullo haber vivido un entrenamiento a su lado o porque cada mañana se despierta en Barcelona bajo una camiseta que le regaló siendo cadete el mítico 4 en la que se puede leer: "Para Andrés, mi ídolo".