Patxi Català, creador de la Escuela Andaluza de Salud Pública
A los 54 años ha fallecido Francisco Javier Català, Patxi para los muchos amigos que cosechó su mirada seductora y su actividad profesional. La muerte le llegó prematura luego de una larga enfermedad, convertida a su pesar en un episodio más de los muchos que protagonizó su inconformismo. Una batalla que hasta la semana pasada mismo fue testigo de su desmedido amor por la vida y que no le impidió apurarla hasta que se produjo súbitamente el desenlace, cuando ya el postrero aliento se le escapaba entre los dedos.
De origen navarro, pasó su juventud en Madrid y alcanzó la madurez en Andalucía. Compatibilizó sus estudios de Medicina en la Complutense con una actividad política que le llevó a pasar alguna temporada en Carabanchel, una experiencia de la que no hacía ostentación, aunque conservara el recuerdo afectuoso de las personas que allí conoció y el mucho tiempo que dedicó a la literatura, una de sus aficiones favoritas.
La sensibilidad social marcó su vocación por la salud pública, actividad a la que había decidido dedicarse desde estudiante y que le llevó a la Dirección General de Sanidad antes de la reinstauración del Ministerio de Sanidad, desde donde se convirtió en uno de los más notorios representantes de la generación de epidemiólogos y salubristas que tomó el relevo durante la transición política en España. Ya en el ministerio desempeñó la responsabilidad de la subdirección general del área de epidemiología hasta que a mediados de los ochenta se hizo cargo del proyecto de creación de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP).
Inaugurada en 1985, la EASP fue la primera de las escuelas de salud pública creada en el ámbito autonómico en España y la que mejor ha capeado las inclemencias de un sistema sanitario desproporcionadamente volcado a la asistencia. Patxi ha sido el alma de la institución, a la que ha seguido sirviendo mientras pudo. Desde la nada consiguió hacerla espejo y referencia de la salud pública andaluza, española e internacional.
Hombre de acción, supo contraponer a la esterilidad de la retórica y las polémicas doctrinales las actividades de investigación y docencia que más falta hacían a los servicios sanitarios. De manera que la salud pública asumiera la responsabilidad de vanguardia y estímulo para el conjunto del sistema sanitario del que forma parte, contribuyendo efectivamente a la mejora de la salud de la población y a la racionalización de las organizaciones sanitarias. Una aportación de la que ya es testigo una generación entera de salubristas y gestores sanitarios procedentes de todo el mundo. No en vano la cooperación internacional es uno de los ejes principales de la EASP.
Socio fundador de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), su impronta ha dejado una huella profunda entre los epidemiólogos y los salubristas españoles que su desaparición física no podrá borrar.-
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