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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Con la Iglesia seguimos topando

Sorprendentemente, cuando después de 25 años de laicismo era de esperar que sólo pudiera ponerle tope a quien buenamente se dejara, seguimos padeciendo a esta institución que, desde su secular y soberbia prepotencia, ha ido reconquistando, en los últimos años, posiciones ganadas para la libertad gracias al entusiasmo invertido al comienzo del corriente periodo democrático y que creíamos definitivamente afianzadas.

Apoyada en ellas, su táctica de imposición moral e ideológica ha recobrado eficacia, y se ha llegado al extremo de incurrir impune y desvergonzadamente en manifestaciones criminales, como la falacia seudocientífica, recientemente propalada, de que el preservativo no constituye un medio eficaz contra la transmisión del sida. La mera difusión de tal disparate tendrá como consecuencia, en mayor o menor medida, un seguro incremento en la incidencia de la enfermedad, sobre todo en regiones especialmente afectadas. Es decir, provocará muertes.

Pero, además, y a pesar de que su relación con la ciencia ha consistido, fundamentalmente, en utilizar a los más destacados representantes de ésta como combustible, infiltra sus premisas éticas oscurantistas en el debate en torno a temas como la eutanasia o las nuevas tecnologías biológicas, y se permite dictar directrices urbi et orbi con intención expresa de determinar las políticas de estados aconfesionales sobre el tratamiento de los nuevos modelos familiares, apelando a la conciencia de los miembros gubernamentales de esos estados integrados en su rebaño. De esta manera bastarda ha conseguido disponer, en última instancia, qué asignatura van a estudiar en el colegio en lugar de Religión Católica los no adeptos, y ha inspirado la chocarrera respuesta de un ministro a las peticiones de normalización del matrimonio homosexual.

Porque nuestra derechona gobernante, con su asombroso estadista internacional al frente, atiende al punto tales recomendaciones con devota obediencia, cometiendo lo que, si pretendemos ser certeros en la caracterización de los hechos y evitar los eufemismos, se debe llamar fundamentalismo.

Como último ejemplo de su soterrada e incesante injerencia, leemos que nuestro Gobierno, abrazando nuevamente el dictado de la doctrina y en fiel adhesión al emperador americano (fundamentalista de pro), propone a la ONU la prohibición de la clonación terapéutica, a pesar de que una coalición científica internacional apoya su desarrollo por su potencial en el tratamiento de numerosas enfermedades y en la apertura de nuevas vías de investigación. Otro topetazo.

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