Amigos, lectores y políticos despiden a Martí i Pol

Los restos de Miquel Martí i Pol yacen en el cementerio municipal de Roda de Ter. El poeta recibió sepultura en la más estricta intimidad después de una emotiva, breve y multitudinaria ceremonia religiosa que dejó pequeña la iglesia parroquial de Sant Pere de Roda.

Pese a la voluntad de la familia de que el acto se celebrara en la intimidad, el templo quedó abarrotado por unas 400 personas anónimas, amigos y vecinos del poeta, y también personalidades de la política, como el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol; el presidente de la Diputación de Barcelona, José Montilla, y los candidatos Artur Mas (CiU), Pasqual Maragall (PSC), Josep Lluís Carod Rovira (ERC) y Joan Saura (ICV), además de consejeros del Gobierno catalán y alcaldes. Entre los representantes del mundo de la cultura se encontraban Lluís Llach, Maria del Mar Bonet, Emili Teixidor y Lluís Gavaldà. Unas 200 personas tuvieron que seguir la ceremonía desde el exterior de la iglesia a través de unos altavoces.

Mientras en Roda de Ter se celebraba el concurrido funeral, en numerosas escuelas de Cataluña decenas de alumnos guardaron un minuto de silencio en memoria del poeta.Las notas de un adagio de Bach interpretadas por la violonchelista Anna Comella acompañaron la entrada del féretro. En su homilía, el párroco Ramon Bufí alabó al gigante que el poeta albergaba en su interior y que contagiaba esperanza a los que le rodeaban. También recordó a Martí i Pol como un luchador que siempre creyó en Cataluña, en la lengua catalana, en el pueblo de Roda y en la libertad política y de pensamiento.

El contratenor de Manlleu Jordi Domènech interpretó luego una de las piezas preferidas del poeta fallecido, el Himno del atardecer, de Henry Purcell, que dio paso a unas palabras del ex rector de la Universidad de Vic y antólogo de Miquel Martí i Pol, Ricard Torrents. Torrents, la voz de la despedida por expreso deseo de la familia, quiso instar a los presentes a decir adiós al poeta cada uno a su manera a través de su poesía. Sus palabras acabaron con un emotivo "hasta la vista, Miquel" que pronunció cuando empezaban a sonar los primeros acordes del Cant dels ocells, de Pau Casals.

Las calles de Roda se quedaron en silencio durante la ceremonia para decir adiós a su hijo más ilustre, muerto el pasado martes a los 74 años al agravarse la esclerosis múltiple que padecía. Luego, poco a poco, la vida continuó. A primer hora de la tarde, tan sólo evidenciaban la pérdida las flores y velas que los alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria Miquel Martí i Pol encendieron en la plaza mayor ante una inscripción del poeta en la que puede leerse: "El poble ets tu i tu i tu/ i tot de gent que no coneixes".