Marc, a secas

Entre el escaparate de estrellas que luce el Barcelona cada vez que salta a la cancha, entre los Bodiroga, Navarro y Fucka, empieza a sacar la cabeza, a pedir permiso para poder figurar, un joven corpulento y extravertido cuyo apellido despierta las máximas expectativas. Justo ahora comienza a dar sus primeros pasos y su futuro es todavía una incógnita, pero cómo no fijarse en alguien que se apellida Gasol y es el hermano mediano de Pau, el que un día fue estrella del Barça y ahora lo es de los Grizzlies de Memphis. Eso, a sabiendas de que toda comparación es, además de odiosa, injusta. Y si no que se lo pregunten al muchacho que, en un gesto de personalidad, ha querido que en el dorso de su camiseta luzca a secas el nombre de Marc. Sin apellidos ni referencias que puedan recordar a su célebre hermano. Ni siquiera ha tenido la tentación de vestir el 16, como hacía Pau, y ha optado por el 33, un número no exento de referencias mitológicas en el mundo del baloncesto (era el que lucía el excepcional alero de los Celtics, Larry Bird y que ahora cuelga en el Boston Garden).

Pero Marc Gasol (Barcelona, 1985) está aún muy lejos de todo eso. Inicia su andadura, después de que, hace apenas medio año, decidiera abandonar Memphis y la posibilidad de seguir jugando a baloncesto en una universidad de Estados Unidos -varias se lo habían propuesto- al tiempo que continuaba sus estudios, como deseaban sus padres. A Marc le interesaba el mundo de la comunicación pero, finalmente, pudo más el deseo de regresar al baloncesto europeo. Ahí se había iniciado, en la cantera del Barça, cuando era infantil y contaba 11 años, y ahí siguió hasta que Pau se fue a Memphis y, con él, toda la familia. Dos años en la High School de Lausanne (Memphis) le han servido a Marc para decidirse a abandonar a su familia -sus padres y Adrià, su hermano pequeño, continúan con Pau- y regresar a Barcelona. En la high school era una estrella. Sus anotaciones por partido superaban habitualmente los 30 puntos, pero él matiza: "En Estados Unidos, o te la juegas cada vez que te llega el balón o no rascas bola. No hay orden, no hay esquemas, no hay defensa; su baloncesto no tiene que ver con el de Europa".

Esa, la inteligencia, es una de sus características. "Marc entiende muy bien el juego europeo. Siempre busca la mejor opción, no es egoísta ni tira por tirar", asegura Joan Montes, técnico suyo en el Barça B, donde Marc sigue entrenándose cuando Svetislav Pesic no lo reclama para el primer equipo. "Tiene muy buenas manos, coge el balón donde sea", añade. "Es muy buen tirador de 6,25 y de 5 metros; como para Navarro, el aro para Marc es como una piscina". Montes, que entrenó también a Pau Gasol durante varios años, establece la siguiente comparación: "Son dos jugadores de gran talento, pero diferentes, como si tuvieras a un goya y a un dalí". Las diferencias entre ambos hermanos son obvias: Marc, que ya ha perdido unos cuantos kilos, es mucho más corpulento que Pau. No posee ni su velocidad ni su coordinación de movimientos. "Ese es uno de los aspectos que debe mejorar", señala Montes. "Debe cuidar mucho su físico, cambiar grasa por músculo, correr más, ser más ágil". Es precisamente esa corpulencia la que lleva a los técnicos a utilizarlo como un cinco, cuando, según Montes, Marc "posee la visión y el pase de un cuatro. Tiene que acostumbrarse a defender y a sufrir más", agrega el técnico; "si lo consigue, su camino puede ser grandioso; tiene las mismas posibilidades que Pau". Y un enorme aliciente: luchar por igualar o superar la trayectoria de su hermano mayor, que, a su edad, aún no jugaba en el primer equipo del Barça.