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Reportaje:FÚTBOL | Internacional

El último regate de El Burrito

Ortega (29 años) se retira al no poder pagar 9 millones de indemnización al Fenerbahce

A los 29 años el Burrit

o Ariel Ortega, ex jugador de River, Valencia, Sampdoria, Parma y de la selección argentina, ha anunciado su retirada definitiva. Al menos hasta que alguien pague al Fenerbahce la indemnización de unos 9 millones de euros que el jugador debe afrontar por incumplir su contrato y fugarse de Turquía el pasado febrero. Ortega llevaba ya nueve meses sin jugar.

La decisión de la FIFA es definitiva. Los recursos fracasaron, también el intento de conciliación que incluía la promesa de Ortega de volver a Turquía y cumplir con un año más de contrato. El Burrito dijo que no jugaría más al fútbol profesional porque él no tiene esa cantidad y nadie la ofrece en su nombre. En 1997 el Valencia había pagado 12.300.000 dólares al River. En la temporada 97-98 Ortega jugó 34 partidos y marcó nueve goles en la Liga española. Sus diferencias con el entrenador Claudio Ranieri obligaron al traspaso. Tampoco encajó luego en la Sampdoria y en el Parma de Italia.

Las explicaciones que se daban para justificar el fracaso hablaban de la incapacidad de Ortega para adaptarse: "Su insistencia en el regate y su escaso despliegue físico es demasiado argentino", observaban algunos críticos. En realidad se trataba de otra cosa. Ortega, como Beto Alonso antes en el River, o Bochini, esa verdad de patas cortas del Independiente, y tantos otros buenos jugadores argentinos, tal vez como el propio Riquelme, no deberían salir solos y tan jóvenes cuando aún no saben todo lo que el dinero no puede comprar.

El River le trajo de regreso en el año 2000. Entonces, dijo: "Soy feliz otra vez". Sí, tenía ya 26 años, era feliz de verdad, deslumbraba con su juego, ganaba títulos con el River y Marcelo Bielsa le convocaba nuevamente para disputar las eliminatorias y su tercera Copa del Mundo, en Japón y Corea. ¿Para qué insistir? ¿A quién y por qué miserables razones de porcentajes y de comisiones se le ocurrió sugerir otra vez a los directivos del River aceptar la oferta del Fenerbahce? ¿Quién le llenó a Ortega la cabeza de números que supuestamente "le salvarían para siempre" sólo con pasarse un año en Turquía?

El Fenerbahce, improbable Eldorado del extremo argentino, pagó al River 7.500.000 dólares por el pase de Ortega en julio de 2002. Los intermediarios y el propio Ortega se repartieron de forma anticipada la mitad de los ingresos por el contrato.

Aguantó seis meses. El pasado febrero, ya desesperado, Ortega aprovechó la convocatoria para disputar un amistoso con Argentina en Holanda y al día siguiente cambió el billete de avión de retorno a Estambul por otro con destino a Buenos Aires. Los directivos del Fenerbahce le denunciaron ante la FIFA. El tiempo pasaba y Ortega seguía en Buenos Aires, donde vive con su esposa Danesa y sus tres hijos, sin entrenarse con ningún club.

Hasta hace una semana decía soñar todavía con "volver a River, a casa, a ser feliz". Ni siquiera imaginaba entonces, a sus 29 años, que esta vez no habría una segunda oportunidad. Ayer, Ortega, decepcionado con los representantes que intentaron ayudarle - o querían salvar los restos del negocio-, rumiando la bronca, sin saber a quién echarle la culpa de lo que le pasa, con el orgullo herido porque la estrategia no resultó esta vez, indudablemente triste, desanimado, admitió que no tiene idea de lo que hará ahora con su vida porque sólo sabe jugar al fútbol. Mientras tanto se irá un tiempo a Ledesma, el humilde pueblo del interior de la provincia de Jujuy, fronteriza con Bolivia al noroeste del país. De allí salió un día hacia la Capital Federal, con 15 años, para probarse en las divisiones menores del River. Entonces, sí, seguro, era feliz.

Ortega, en su época en el Parma, en un partido de Liga de Campeones ante el Glasgow Rangers.
Ortega, en su época en el Parma, en un partido de Liga de Campeones ante el Glasgow Rangers.ASSOCIATED PRESS

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