Más por menos

Hace más de 20 años, la Costa del Sol se encontraba comunicada por una carretera y un tren de cercanías de vía única que paraba cada media hora en las estaciones de su recorrido. Hoy, además de la carretera, tenemos rotondas, circunvalaciones, autovía y autopista que siempre parecen insuficientes. En cambio, el cercanías sólo se ha modernizado en el precio del billete, ampliando el tiempo que llega a cada estación a 40 minutos, desde que en septiembre un maldito rayo de una tormenta cayera en no sé dónde.

Eso sí, una vez al año todas las administraciones nos invitan a participar en un pomposo día sin coche, que confieso obstruyo intencionadamente, dejando de usar el transporte público que utilizo el resto del año para usar mi automóvil.

Desde hace semanas, Renfe cobra el mismo precio por un peor servicio, por tanto, le supone un menor coste en un trayecto que es utilizado a diario por numerosas personas para desplazarse a sus lugares de trabajo y que nada pueden hacer por compatibilizar sus horarios de entrada y salida. El ministro Cascos nos presenta su AVE de imperial pero no parece pasar de rapiña dispuesta a devorar al jilguero común del transporte público y popular.

En la costa de Málaga, la izquierda política, que se supone sensibilizada con estos asuntos, debe andar más preocupada en la geología aragonesa a su paso por el AVE que en darse cuenta de que se encuentra en la oposición en todas y cada una de las paradas que hace el tren de cercanías que la recorre.