El 'botellón' marca la noche en Alicante
Decenas de jóvenes consumen alcohol cada fin de semana en las plazas y calles del centro de Alicante
Cada noche, de jueves a sábado, la historia se repite. Decenas de jóvenes se reúnen en las calles y plazas del centro de Alicante para seguir fieles su tradición de beber alcohol y charlar hasta la madrugada. De poco han servido los decretos de la Generalitat Valenciana y las campañas publicitarias contra el consumo de alcohol en la vía pública. Cada noche son más los jóvenes que practican el botellón y eluden los escasos controles policiales.
Este curso los escenarios favoritos por estos jóvenes han cambiado, ya no es la zona de Canalejas, ni la ladera del castillo de San Fernando, ahora son las plazas del Mercado Central, San Cristobal o Ruperto Chapí, frente al Teatro Principal, que están próximas al barrio, tradicional zona de ocio nocturno en el centro de Alicante, con lo que, de paso, evitan desplazamientos nocturno en coche.
"Con lo que pagas por una copa en un bar, aquí bebes un litro", dice un joven
Los precios "abusivos"de las copas en los discobares(que puede oscilar entre los 5 y 8 euros), la bonanza climática de Alicante y la proliferación de las tiendas 24 horas, que sirven bebidas, hielo y vasos de plástico, son factores que han contribuido a la extensión y normalización de la práctica del botellón, según coinciden en destacar varios de estos jóvenes.
El jueves pasado la fiesta de los universitarios y de los erasmus, estudiantes europeos, se trasladó a la calle. La plaza del Mercado Central se convirtió en un hervidero de gente, varias pandillas de jóvenes abastecidos de botellas de whisky, ginebra, algunos refrescos y mucho hielo. "Con lo que pagas en un bar por una copa aquí tenemos un litro de lo que quieras", comenta Raúl, un universitario de 20 años junto a unos compañeros de clase. Junto a este grupo de amigos, unos alemanes que aprenden español en la Universidad disfutan de este ritual. "Es increíble, aquí no hace frio en la calle, no hay nieve, la bebida es barata y las chicas son simpáticas", comenta Sttephan. Unos metros más allá, en la plaza del Teatro Principal, el mismo escenenario pero con mucha más gente. "Tomamos dos o tres copas aquí, y luego vamos al barrio a bailar a cualquier bar", explicaba Ana, que acaba de estrenarse como alumna en el campus. Sin embargo, el viernes por la noche la presencia de una patrulla de la Policía Local alteró los planes de estos jóvenes que tuvieron que apresurarse y cambiar de escenario, para evitar una multa.
El consumo de alcohol en la calle es más frecuente y se localiza en las inmediaciones del casco antigüo, aunque cerca del Estadio Rico Pérez, en el Monte Tosal, siguen estacionando cada sábado por la noche decenas de vehículos con pandillas de jóvenes que vienen de otras localidades dispuestos a pasar un buen rato escuchando música y tomando una copa. Una escena urbana que se repite cada semana a pesar de la entrada en vigar en 1997 de la conocida como Ley seca, de la Generalitat, que prohibía el botellón pero dejaba en manos de los Ayuntamientos su cumplimiento y la imposición de sanciones. El pasado mes de abril la nueva Ley de Drogodepencias y otros Trastornos Adictivos contemplaba la prohibición de la "compra y consumo" de tabaco y alcohol de cualquier graduación a los menores de 18 años entre las 22 y las 7 horas. Unas medidas, que a juzgar, por las escenas que cada fin de semana se repiten en Alicante de poco han servido.
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