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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

La sombra alargada del ministro Zaplana

No es algo axiomático que la resistencia propicie necesariamente la victoria, pero muy a menudo resulta más eficaz que el acoso. Esperar la oportunidad mientras que el adversario se desgasta es una norma prudente de cualquier estrategia. Sobre todo, cuando no hay otra alternativa. Y tal parece ser la composición de lugar que se ha hecho el presidente Francisco Camps y su equipo de leales ante la persistente sombra alargada del ministro de Trabajo y líder del PP valenciano, Eduardo Zaplana. No siendo por ahora posible aligerar su tutelaje y presencia por estos lares, sin provocar confrontaciones personales indeseables, lo pertinente es darle cuerda y que se vaya cociendo en su propia obstinación. Con el tiempo, incluso a corto plazo, acabará prevaleciendo la política y el peso institucional del titular de la Generalitat. Entre las bases del partido alejadas de los focos del poder cunde más cada día esta impresión.

A este respecto resulta ilustrativa la decisión de relevar al presidente de Bancaixa en beneficio del ex Molt Honorable José Luis Olivas. Al margen de las causas que hayan podido concurrir, si es que ha mediado alguna más determinante, lo sabido es que tal cambio se produce simplemente a petición del mentado candidato que ensueña colmar con este broche sus ambiciones y aliviar los ocios de una jubilación prematura. Así las cosas, no hay razón para pensar que quien hoy gobierna la autonomía le hubiese vetado tan humano anhelo, aunque tampoco nos consta otra cosa. Lo que sí se ha percibido es que dicha designación ha sido dispuesta por el ministro tutelar y él ha de cargar con el gasto del intervencionismo y la acentuación política de la entidad financiera.

Algo semejante acontece con la televisión pública. Es notorio entre los círculos más sensibilizados que aquel cortijo de Burjassot sigue las directrices que se le marcan desde Madrid. En otras palabras, que se han cortado los puentes habituales otrora entre la calle de Caballeros -sede del Gobierno valenciano- y RTVV. Una novedad que pudiera ser interpretada como una merma de poder de las huestes de Camps, cuando, en realidad, constituye una fuente de descrédito para quien instrumenta el referido medio. Y ya no solo en el orden informativo, sino habilitando negocios y sinecuras sin cuento a costa de unos recursos que si no están quebrados poco ha de faltarles. Otro dividendo negativo que gravita sobre el zaplanismo.

En este mismo orden, y a modo de contrapunto, no ha pasado inadvertido el nuevo estilo de las relaciones de la Administración, y específicamente del Consell, con los medios de comunicación autóctonos. Hasta la llegada del nuevo equipo, era práctica usual replicar mediante notas de rectificación aquellas noticias o consideraciones no gratas a Presidencia. Un recurso que solo se justifica en casos extremos se había convertido en un correctivo cotidiano. Las gentes de Camps entendieron que no era esa la misión de los gobernantes, como tampoco la discriminación de los periodistas en función de sus afinidades o manías. Sesgo político éste que, en opinión de cualificadas fuentes, ahondó la discrepancia entre estas dos facciones de zaplanistas y campistas que se miran e incluso se apostrofan con no poca virulencia.

De lo expuesto no debe colegirse que el Ejecutivo valenciano está inactivo y a la vera de su jaima aguardando ver pasar el cadáver de su censor. Verdad es que no acaba de abordar su programa ni de desplegar sus huestes en el organigrama administrativo, pero tampoco deja de hacer camino. Los principales proyectos e iniciativas se han aireado sin recabar la bendición tutelar. El relevo del director general de Justicia, Eloy de Velasco, puede interpretarse como un acomodamiento a la nueva situación, y hay otros gestores que han puesto sus barbas a remojo.

A la postre, Camps está dosificando los tiempos -regla de oro en estos trajines- con la certidumbre de que su antagonista no es una estrella enana con cédula de defunción política. En modo alguno, pues exulta fulgor y futuro. Pero su opresiva sombra sobre la Comunidad ha de ir languideciendo en la misma medida que su presunto mesianismo linde con el anacronismo y las fuerzas vivas de su propio partido aquí arraigadas y organizadas lo hagan prescindible. Ley de vida y elemental lógica, por no hablar de la paciencia del molt honorable.

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Imputado

Los vericuetos de la justicia se nos antojan con frecuencia impredecibles. Tal era el azaroso desarrollo de la querella presentada contra el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, y otros, por los presuntos delitos constatados en Mercalicante, empresa de capital público en la que tenía asumidas responsabilidades en la comisión ejecutiva. Sentencia y fallo serán lo que cumpla ser en su día, pero resultaba palmario que el edil no podía salirse de rositas habida cuenta de los graves sucesos denunciados. Algo tendrá que decir -y hasta penar- el munícipe, que no ejercía de florero en la referida mercantil.

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