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Las obras del AVE agrietan ocho viviendas de Martorell

La alcaldesa exige al GIF que use métodos propios de zona urbana

Cada una de las ocho casas que lindan con las obras del AVE en el barranco del Llop (Martorell), tiene media docena de grietas, por lo menos. Las viviendas son nuevas, construidas con pilotajes para evitar que un movimiento de terreno causara problemas. Pero las obras del AVE han sido más potentes. La alcaldesa, Dora Ramón, cree que se debe a que el GIF, pese a trabajar en medio de la población, lo hace con métodos impropios de zona urbana.

Un sábado, a las ocho de la mañana, la mayoría de los vecinos de la urbanización Can Cases dormía. Se despertaron de repente: las camas saltaban y ellos dentro. La causa era una enorme bola de 16 toneladas utilizada por la empresa contratada por el GIF para compactar el terreno que hay entre las casas y la hondonada del barranco del Llop, en Martorell. Un terreno que, afirman, no fue compactado en su día por el Instituto Catalán del Suelo (Incasol), que urbanizó la zona. El organismo del Gobierno catalán lo niega.

El caso es que la bola golpeaba el terreno y las casas se movían. "Saltábamos en la cama, como un terremoto", asegura Julia Machón mostrando una de las grietas de su casa. Los materiales cedieron y ocho de ellas se agrietaron. Los vecinos han reclamado, con escaso éxito. Lo máximo que han conseguido es que técnicos del GIF coloquen testigos para comprobar si prosiguen los movimientos.

Son casas construidas en la primera mitad de los años noventa. Los propietarios encargaron un estudio geotécnico que aconsejó realizar pilotajes (cimentaciones profundas) que en algunos casos llegan hasta los 12 metros. "Se hizo un mapa geotécnico del terreno y se construyó en función de lo que nos aconsejaron", explica Xavier Soriano, uno de los vecinos afectados.

La alcaldesa de Martorell asegura que ya en julio, cuando empezaron las obras del AVE, previeron la posibilidad de que surgiera algún problema y crearon una comisión de seguimiento integrada por los vecinos, diversos técnicos y el aparejador municipal, Joan Mogas, que coordinaba los trabajos. Pidieron una entrevista con el presidente del GIF. Sólo han conseguido hablar con el responsable de las obras del tramo de Martorell. "No les importamos nada", afirma Soriano, quien asegura que, si tuviera dinero, se iría al juzgado, pero "si por lo que sea encima les dan la razón, me harían pagar una fortuna por haber parado las obras. De modo que estamos indefensos ante la prepotencia de Fomento". Y añade: "Sólo hay que ver cómo habla el ministro. Los de abajo le imitan el tono. Con eso está todo dicho".

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