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Recuerdos de María Schneider

María Schneider, la jovencísima actriz que actuó junto a un maduro Marlon Brando en El último tango en París, de Bernardo Bertolucci, opina hoy que esa película ha "envejecido mal". Schneider, actualmente en Ginebra con ocasión del festival de cine y televisión Tout Ecran, lamenta, en declaraciones a Le Temps, no haber aceptado hacer el papel de la virgen María en Jesús de Nazareth, de Franco Zeffirelli porque dice, con ironía, "habría sido una verdadera redención" tras las escenas eróticas de El último tango en París. Entre los directores italianos que más admira, Schneider cita a Michalangelo Antonioni y Luchino Visconti. Tras sus éxitos fulgurantes en los años setenta, María Schneider desapareció prácticamente de los escenarios. Hizo todavía algunas películas con Rivette o Schröter y pasó dos años sabáticos en Estados Unidos, donde vivió en una especie de retiro, cultivando tomates en una huerta. Cuando regresó, se encontró con que habían aparecido otras artistas como Isabelle Huppert o Isabelle Adjani, y hoy, como muchas actrices de más de cuarenta años, no encuentra casi papeles. Pese a todo, Schneider, casada con el actor Jean-Luc Bideau, tiene algún proyecto en cartera: así, va a trabajar a las órdenes de Xavier Giannoli, que ha escrito una película para Charlotte Gainsbourg. También quiere participar en una obra de teatro, Póquer de damas, con Catherine Jacob, una "tragicomedia en el espíritu de Pedro Almodóvar".

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