Destrucción de una plaza en Alboraia
Como persona afectada, al menos artísticamente, por la construcción del nuevo aparcamiento subterráneo de la plaza Tomás i Valiente de Alboraia, me veo en la obligación de denunciar públicamente las falsedades que se han vertido sobre el caso. Cuando la posible construcción del aparcamiento llegó a la opinión pública, comenzaron a manifestarse una serie de sugerencias, y entre ellos un largo artículo del que esto suscribe, proponiendo el aparcamiento en el Paseo de Aragón.
Ante el rechazo, el alcalde, Manuel Álvaro, manifestó por tres veces: "La construcción del aparcamiento en la avenida de la Horchata no se hará", y así apareció publicado en El Periòdic D'Alboraya. Hablamos de febrero del 2002.
A mediados de septiembre de 2003, el vecindario se entera de que el alcalde ha cambiado su palabra, y descubre que los obreros de Lubasa han comenzado a convertir la plaza en una ruina. La plaza de Tomás i Valiente, que con tanto cariño diseñamos, tanto el arquitecto como yo personalmente, en memoria de tan ilustre persona.
Plaza que era el orgullo de los vecinos y que su Monument a L'Horta se había convertido ya; a pesar del poco tiempo; en un emblema de Alboraia (el mismo PP lo utilizó en imágenes para su campaña electoral).
"Sabia" medida, señor alcalde. El representante del PP todavía se permitía la desvergüenza de decir en el último pleno, con un cinismo que sobrecoge, que no se habían dado otras opciones. No sólo miente, nos intentaba humillar. Los planos están realizados desde el 2001. Sus responsables han tenido casi tres años para contactar conmigo y tratar de llegar a un acuerdo que fuese satisfactorio para todos. No ha sido así.
Sólo se me avisó hace unos días para ver de que manera se desmontaba el monumento, pero como me interesaba mucho conocer la urbanización y la ubicación final del mismo, me acerqué al ayuntamiento a ver los planos que Lubasa había preparado de la plaza, y cuál no fue mi sorpresa al comprobar que la nueva plaza se parece como un huevo a una castaña a la de Tomás i Valiente actual.
Los vecinos pueden despedirse del agua, que da sentido a mi pieza, recordando a las acequias de la huerta, de los árboles que la rodeaban, y tal vez, digo, tal vez del Monument a l'Horta, porque al menos en los planos que me fueron mostrados, no aparece por ningún sitio. Será una plaza de las que los arquitectos llaman eufemísticamente "dura", es decir, mucho cemento, tierra y poca vegetación.
Si en nombre del progreso se destruye uno de los espacios más hermosos de Alboraia, para, según la terrible "propaganda" a que nos tiene sometidos el alcalde en su periódico, aparcar 440 coches, se le podría contestar que muchos más se podrían aparcar en el Paseo de Aragón, con menor coste, reducidas molestias a los vecinos, y además, sin destruir una hermosa plaza y la convivencia social. Eso sería al menos pensar con la cabeza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.