Walter Washington, primer alcalde negro de la capital de EE UU
Walter Edgard Washington, alcalde de la capital de EE UU durante las revueltas raciales y las protestas sociales a finales de los sesenta, murió ayer en un hospital de la ciudad por la que trabajó durante toda su vida. Tenía 88 años.
Fue el presidente Lyndon B. Johnson quien entregó a Washington el control de la capital en septiembre de 1967, cuando el distrito de Columbia todavía no tenía una alcaldía convencional, sino una especie de comisión gestora sujeta al dictado federal. Seis años después, el Congreso de EE UU reorganizó las estructuras de poder en la capital. Se creó la figura del alcalde y se permitió que fuera elegido en las urnas, aunque los políticos conservaron para ellos el control del presupuesto capitalino y el derecho de veto sobre cualquier regulación municipal.
En 1975, Walter Washington se convirtió en el primer alcalde elegido democráticamente y, con ello, el primer alcalde negro en una gran ciudad de EE UU. Su primer cambio alteró la lógica racial establecida hasta entonces: a pesar de que el 70% de la población era negra, todas las responsabilidades municipales y los cargos de gestión estaban ocupados por blancos. Washington dio la vuelta a esa tendencia e incluso nombró a un negro como jefe de la policía. Eran otros tiempos: a pesar de que la población era mayoritariamente negra, cuatro de cada cinco policías de la capital eran blancos. A Washington le tocó dirigir la ciudad en los momentos de mayor tensión social que ha vivido la capital en su historia reciente. Los disturbios raciales tras el asesinato de Martin Luther King en el 68 dejaron una decena de muertos, 6.000 detenidos y 900 incendios repartidos por toda la ciudad. Eran también los años en los que cientos de miles de personas se manifestaban frente al Pentágono y la Casa Blanca como protesta contra la guerra de Vietnam.
Walter Washington, nieto de esclavos, dedicó sus últimos años de vida a luchar por la imagen de la ciudad con la creación de dos centros culturales con los que había soñado en los últimos 40 años: el Museo de Arte Africano y el Museo de la Ciudad de Washington.-
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