Sorpresa
Sorprende mucho que el ya aprobado traslado del Ayuntamiento de Madrid al Palacio de Comunicaciones de la glorieta de Cibeles no haya suscitado ninguna reacción crítica de los arquitectos madrileños. En el Día de la Arquitectura, éstos no han incluido este emblemático edificio en el programa de la celebración.
El nuevo edil se estrena en este peligroso campo de la urbanística histórica con poco tino en coordinar la doble personalidad de Madrid como capital de la nación y municipio principal de la Comunidad.
Palacios y Otamendi ganaron en 1904 el concurso para la construcción del nuevo Palacio de Correos y Telégrafos que se finalizó en 1917. Todo el edificio, con su calle interior, imponente fachada y el extraordinario vestíbulo central tan alabado por los críticos como querido por los madrileños, fueron pensados y decorados para aquel fin con escudos regionales y parafernalia acorde.
¿Qué tremendos remiendos y alteraciones sufrirá ahora la obra maestra del gran arquitecto Antonio Palacios? ¿Ya no podremos depositar en los acogedores buzones del exterior la carta urgente de la madrugada?
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