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Crítica:ROCK | REM
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Disfrutando de las distancias cortas

Con el sano pretexto de la grabación de un especial para 40 TV, unos pocos escogidos pudieron admirar a una de las bandas más importantes del rock internacional de los últimos veinte años en una sala de aforo reducido. Excelente idea, porque REM pertenece a una escuela de rock que no necesita de volumen brutal ni de gran despliegue escénico para mostrar lo más interesante que poseen Stipes, Buck y Mills: las canciones. De cualquier modo, el grupo actuó en Madrid con una extraordinaria disposición de agradar y teniendo en el cantante Michael Stipes un gran maestro de ceremonias para introducir los temas con humor y sin altivez. El delgadísimo Stipes, que se pintó para la ocasión una franja azul turquesa a la altura de los ojos, manifestó un "It's good to be in Spain" que sonó tremendamente sincero, antes de que el grupo, en el que figuraba también como músico de apoyo el ex posies Ken Stringfellow, atacara los acordes de Beguin the beguin. Como el disco que venían a presentar es un recopilatorio -¿cuántos de estos discos van a aparecer en el mercado antes de que se vuelva a apostar por grupos y artistas nuevos?-, REM alternó sus éxitos de toda la vida con otros temas quizá no tan conocidos, pero que a la banda le apetecía interpretar. Es el caso de la canción At my most beautiful, que Michael Stipes presentó como una de sus favoritas.

REM

Michael Stipe (cantante), Peter Buck (guitarra), Mike Mills (bajo y teclados), Ken Stringfellow y Scott McCaughey (guitarra y teclados) y Bill Rieflin (batería). Sala Pachá. Madrid, 21 de octubre.

Aumentando a una hora y media un concierto que estaba previsto que durara sólo setenta minutos, REM disfrutó de la distancia corta con un cantante que culebreaba sobre las tablas y animaba al respetable -invitados que abarrotaban la sala- a hacer los coros de temas tan archiconocidos como Losing my religion o Man on the moon. La actuación se partió en dos con un leve descanso entre medias y el grupo condujo a los espectadores a un mesurado éxtasis en medio de un correcto sonido que sonó más natural, más de verdad que lo que suele ser usual en grandes producciones para megaestadios, concluyendo con dos excepcionales interpretaciones de Life and how to live it e Imitation of life. Un excelente concierto, sin lugar a dudas, de uno de los grupos que supone la referencia directa de uno de los caminos que tomó el rock al volverse adulto.

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